Los vertidos al río que pasa por la laguna y desemboca en la playa de Vilariño son un problema que se manifiesta de forma periódica y al que los vecinos urgen poner freno con medidas concretas de la administración. Ayer, como en muchas otras ocasiones, el cauce fluvial bajaba turbio, con un color blanquecino que los testigos no identifican con restos fecales, pero en todo caso anormales y cuyo origen se debe detectar y erradicar, sancionando a los infractores si es el caso.

Los afectados aseguran que en los últimos años han denunciado los hechos reiteradamente ante el Concello y el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil), que toma nota de lo que sucede pero el problema no se resuelve. Ayer lo comunicaron a través del 112 y temen que, una vez más, todo siga igual. "Ten que actuar Augas de Galicia e solucionalo dunha vez por todas", reclaman los vecinos molestos con la situación.