Ni la situación del Lérez, con su caudal en el punto más bajo en los que va de año, ni las escasas lluvias de los últimos meses (las de ayer apenas mejoraron el panorama) suponen todavía motivo de alarma. Al menos a corto plazo. El abastecimiento de agua está garantizado para Pontevedra y los municipios de su comarca, entre ellos Bueu, que captan agua del río hasta el mes de septiembre, sin necesidad de recurrir a otros surtidores ni a medidas de restricción del consumo. Es lo que ayer manifestó el concejal y portavoz del gobierno local de Pontevedra, Raimundo González.

Por el Lérez discurre hoy un caudal medio de unos 4,3 metros cúbicos por segundo. Es la cifra más pobre de 2017 y se sitúa lejos de la abundancia del mismo periodo del año pasado, con 12, 3 metros cúbicos por segundo; pero también claramente por encima de los 1,9 metros cúbicos por segundo de 2013, año en el que fue preciso adoptar medidas que limitaron el consumo.

El nivel crítico por debajo del cual las bombas de la planta de tratamiento de aguas dejan de funcionar se sitúa en los dos metros cúbicos por segundo. La sequía de 2013 mantuvo el caudal del río incluso por debajo de un metro cúbico durante parte de aquel mes de septiembre.

Volver a aquella condición está descartado por el momento, pero el gobierno local reconoce que la "situación es algo problemática", debido a que la previsión meteorológica augura escasez de precipitaciones en los que resta de verano. La situación recuerda a estas alturas a los datos de 2015. Entonces, el río proporcionaba un aporte medio diario de 0,39 hectómetros cúbicos, por los 0,37 de julio de este año. Por eso, los datos no resultan "excesivamente preocupantes a día de hoy", aunque, de continuar así el tiempo, podría llegarse a los preocupantes niveles de 2013, señaló González, quien ayer visitó las instalaciones de la planta de tratamiento de aguas del río.

Pontevedra y los concellos del entorno que se alimentan del Lérez toman del río en estos momentos 35.000 metros cúbicos diarios, una cifra que marca el pico más alto del año. De acuerdo con los cálculos del portavoz municipal, estos datos se corresponden con el consumo de un volumen de población de entre 155.000 y 160.000 personas; aunque, puesto que municipios como Bueu, Marín o Sanxenxo captan agua también de otras fuentes, el gasto de agua total de la comarca está por encima de estas cifras. El municipio de Pontevedra, indicó el concejal, tiene un consumo medio aproximado de 20.000 metros cúbicos diarios.

Estos niveles de consumo pueden mantenerse sin que sea indispensable variación alguna, de acuerdo con las proyecciones del Concello hasta llegar a septiembre. A partir de entonces, si las circunstancias no variaran, cabría abrir la puerta a tomar medidas restrictivas. De momento, "hay agua suficiente" pero "hacemos un llamamiento a los vecinos para que hagan un uso racional del agua y controlen el consumo, aunque más como medida de carácter medioambiental que por necesidad inminente", aclaró Raimundo González.

Solo si el caudal continúa a la baja sin remedio comenzarían a adoptarse medidas paliativas de las dificultades, restringiendo el consumo. Incluso en el peor de los casos, el Concello dispone del depósito extra del embalse de O Pontillón do Castro, al 96% de su capacidad, según datos de Viaqua, tras haber permanecido cerrado todo el año en previsión de sequías.

Antes, no obstante, de recurrir al embalse el Concello estudiaría otras medidas. Algunas de ellas fueron las que se adoptaron en 2013 para poder superar la etapa de sequía más larga de los últimos 15 años.

A lo largo de aquel verano, el caudal del Lérez permaneció por debajo del nivel crítico durante los meses de agosto y septiembre, tras haber acumulado semanas de similares dificultades también en julio.

Por ello, el gobierno municipal optó por reducir el consumo de agua que se le permitía a Ence, pues la pastera supera en sus necesidades al conjunto de los habitantes, explicó el concejal. Limitar la cantidad de agua empleada para regar las calles podría ser otra de las medidas a tomar, así como reducir la que se utiliza para regar los parques y jardines.

"Nosotros iremos haciendo un seguimiento" del estado del río, subrayó González, pero si fuera necesario antes de llegar a una situación límite, también podría considerarse la posibilidad de que localidades como Sanxenxo, que disponen de otras fuentes para abastecerse, recurran más a ellas y menos a la del río Lérez.