El difícil terreno en el que tuvieron que trabajar ayer los equipos de extinción acabó jugándole una mala pasada a uno de los brigadistas, que tuvo que ser evacuado en ambulancia después de que le cayese una roca encima de la rodilla. Con evidentes gestos de dolor fue ayudado por sus compañeros a alcanzar la zona de la ampliación del Corredor do Morrazo y allí aguardó la llegada de la ambulancia para ser trasladado a un centro hospitalario. Lo abrupto de la zona, con una fuerte pendiente, hizo más dificultosas las tareas de extinción al tratarse de un terreno irregular en el que había que estar muy pendiente para mantener el equilibrio en todo momento. La zona ya había sido involuntaria protagonista de la ola de incendios que hubo en Moaña en el año 2006.

Quienes continuaron trabajando con casi absoluta normalidad fueron los operarios de la obra del segundo tramo del Corredor, que simplemente evitaron la zona más próxima al incendio para seguir con sus labores, una muestra de que las llamas estuvieron controladas y que el fuego pudo sofocarse con relativa celeridad.