A las 7.30 horas de la mañana de ayer salió desde el puerto de Bueu el barco con los buzos que se iban a encargar de reflotar el "Alikates", la planeadora que se hundió el lunes delante de la costa de Cabo Udra y cuyo único tripulante fue capaz de ponerse a salvo tras nadar hasta la costa. Sin embargo, el "rescate" de la embarcación tendrá que esperar hasta hoy. El "Alikates" se encuentra a más profundidad de la que se estimaba inicialmente y los buzos agotaron el tiempo máximo que podían estar bajo el agua.

La embarcación se fue al fondo en una zona conocida como As Pozas e inicialmente se estimaba que podía encontrarse a una profunidad de entre 15 y 20 metros. No obstante, esa profundidad es ligeramente mayor y los buzos comprobaron que la planeadora está a casi 30 metros de la superficie. Eso complica un poco más la maniobra de reflotamiento poque los "ranas" solo pueden estar un máximo de 30 minutos bajo el agua a esa profundidad.

Ayer realizaron dos inmersiones. En la primera se localizaron y señalaron las nasas y aparejos de pesca que llevaba a bordo el "Alikates". En la segunda consiguieron llegar hasta el barco y comprobaron que se encuentra a unos 30 metros de profundidad y en un fondo arenoso. Esa inspección también permitió verificar la impresión que habían manifestado el patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, y el patrón, Jesús Barros. "O barco está en perfectas condicións, apenas ten danos", explica Rosas.

La maniobra se volverá a repetir hoy. A primera hora de la mañana volverá a salir un balandro desde el puerto de Bueu para dirigirse a la zona del suceso. Una vez allí los buzos volverán a sumergirse para enganchar con una eslinga el "Alikates". A continuación se procederá a reflotar la planeadora y se llevará remolcada a popa hasta el muelle de Bueu, donde será izada definitivamente a la superficie.

El naufragio ocurrió poco antes de las nueve de la noche del lunes, cuando el "Alikates" se dirigía a pescar con el arte de la nasa nécora. El fuerte viento del noroeste complicó la navegación y las olas que provocaba acabaron anegando el interior de la planeadora. Las dos bombas de achique, una a proa y otra a popa, no eran capaces de achicar tanta agua. El patrón y único tripulante decidió abandonar el barco al comprobar que se hundía por la proa y que la hélice del motor quedaba "al aire".

Después de más de media hora y tras nadar unos 300 metros consiguió alcanzar la costa de Cabo Udra y desde allí pudo solicitar ayuda.