"Este ya es un mercado afianzado, donde la gente sabe lo que hay y viene a buscar productos concretos o a ver las novedades que se presentan". Así se refiere Luz Gómez, organizadora del evento, a Ecobueu, que ayer reunió a cientos de personas ávidas de disfrutar de una jornada donde lo natural, lo ecológico y lo artesanal tuvieron un papel protagonista. Tan solo la meteorología, que convirtió a las playas en competencia directa a lo largo de la mañana, impidió una mayor asistencia de visitantes, como apuntaba alguno de los productores presentes, como José María Bello. En cambio, el volumen de ventas fue bueno. "Ya las hubo desde primeras horas de la mañana y el sentir general es que está siendo un día bueno", apunta Gómez.

Bisutería con conchas de mar, galletas ecológicas o vino fueron algunas de las novedades presentadas en un certamen en el que no faltaron los clásicos. El pan es habitualmente uno de los productos estrella, como base de una gastronomía que es la que suele generar un mayor atractivo entre los compradores. Y tenían dónde elegir. Desde mermeladas de diferentes sabores, como el saúco, los arándanos o los higos con chocolate, hasta la repostería tradicional, las frutas deshidratadas, las verduras y hortalizas o el porco celta, pasando por la miel y los helados bio. Pero también hubo una importante presencia de joyería, bolsos y otros elementos como alpargatas, jabones, geles o incluso los productos de comercio justo.

Hubo para todos los gustos y bolsillos, incluso para los que optaron por comer en la carpa y elegir entre un abanico de alimentos como las paellas (vegetariana y normal), crepes o hamburguesas, regadas bien por vino o bien por cerveza con la etiqueta de ecológico. Pero Ecobueu ofreció también un variado programa de actividades paralelas, como el obradoiro de almuerzos saludables dirigido al público infantil. Los niños pudieron aprender en él a realizar barritas energéticas y galletas de algarrobo. Las gaitas del grupo Polavila amenizaron el mediodía y tras el relax de las horas inmediatamente posteriores a la comida se reactivó el mercado con la visita teatralizada que realizó la actriz María Carrera, de la compañía Pinga Teatro.

Más tarde hubo un nuevo obradoiro, este de bombas de semillas o bolas fukuoka, técnica para conservar las semillas en arcilla y posteriormente lanzarlas al campo para que germinen en él. La música, con una batucada a cargo de Didier Díaz Madán sirvió para poner el punto y final a un mercado que cerró sus puertas a las nueve de la noche.