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Cangas 1860: matrimonio, dote y ajuares (I)

La libre elección de pareja pertenece a épocas recientes, los matrimonios se acordaban y se fijaban dotes en reales y vacas

Ex colegiata de Cangas. // G.Núñez

El matrimonio suponía siempre la liberación de la mujer entendiéndose dejar la tutela paterna para transferírsela al marido quedando de esa forma bajo su cuidado y protección.

La autoridad que daba carácter de legalidad al compromiso matrimonial era, hasta este momento, potestad de la Iglesia con carácter de Sacramento y perpetuo. En 1870, se crea la ley del matrimonio y modificada más tarde en 1889 donde el Código Civil contemplaba los dos tipos de matrimonio: el civil y el religioso.

En épocas pasadas, por muy extraño que parezca, la libertad entre los amantes a elegir el futuro marido no existía. Sus progenitores solían encargarse y arreglar el compromiso matrimonial procurando siempre que el futuro esposo fuese un buen candidato con suficiente capacidad económica.

La libre elección de pareja por tanto, pertenece a tiempos recientes y no hay que retroceder mucho para admitir que en las primeras décadas del pasado siglo XX, muchos amantes recibían presiones familiares para deshacerles el noviazgo de amor en favor de otro más conveniente.

En este período del siglo XIX, la situación de los futuros contrayentes, en muchos aspectos, apenas había cambiado respecto a épocas pasadas. Hemos comprobado que en familias de mayor bienestar económico todavía perduraba la antigua costumbre que la madre de la novia acudiese ante notario- acompañada del novio- para confirmar no solo el compromiso de matrimonio sino concretar al mismo tiempo, el valor de la dote que su hija llevaría en caso de casamiento. No era infrecuente que este mismo grupo social formalizase acta de permiso o consentimiento paterno para que los hijos pudiesen iniciar relaciones de noviazgo con fines matrimoniales. De 1868, citamos como ejemplo el beneplácito dado por el industrial y propietario D. Francisco Gil Montelles a su hija Paquita Gil para que pudiese iniciar relaciones de noviazgo con fines matrimoniales con D. Pedro Acuña. El acta de compromiso finaliza señalando que "los novios dieron las gracias a sus respectivos padres por dicha licencia". Otro caso es el otorgado por D. Andrés Reyes a su hijo D. Manuel, actualmente sirve de marinero en la corbeta "Villa de Bilbao" para que pudiera casarse con la señorita Dª Luisa Antonia Rodríguez vecina de Ferrol.

A la hora de crear nuevos lazos familiares, los padres tenían muy presente la procedencia familiar del contrayente, este debería ser persona de buena conducta moral y trabajador, es decir "de buena familia, vecinos de buena voz y fama libres de sospechas". Recuérdese el conocido proverbio "O que boa cama fai, nela se deita ".

La dote y ajuar

La dote era la parte de riqueza que la novia aportaba al matrimonio. La valoración de la dote dependía siempre de la riqueza familiar y consistía en fincas, ganado, quiñones de redes, lanchas, casa en propiedad o parte de ella? En familias menos pudientes, la dote consistía solamente en dinero y, a veces, podía acompañarle un pequeño ajuar de novia. Rosa Martínez vecina de Bueu, hija de panaderos "llevó al matrimonio dote de 2000 reales". María Encarna Piñeiro de Beluso declara haber aportado al matrimonio "1920 reales, más una vaca valorada en 580 reales, ropas de cama y algunos muebles. " De 1876, tenemos el aporte de dote y ajuar de Ventura Lazarí Figuroa, quién afirma que su mujer Mª Castro Ogando había aportado al matrimonio lo siguiente:

" la cantidad de 1000 reales, más sus ropas de vestir, ropas de cama por valor de 544 reales. Ropas de mesa por, 44 reales. Muebles y enseres de casa valorados en 349 reales y en efectivo 140 reales". Sus padres dirán que "todo ello hacen un capital de 3113 reales que son 778 pts.y 25 céntimos"

Otra dote digna de reflejar es la declarada por el vecino de Hio . D. Vicente Pastoriza, señalando que cuando casó con Dª Bernardina Vega "trajo a mí poder en clase de dote lo siguiente:

Sábanas, servilletas, un mantel, paños de mano, dos mesas viejas, dos baúles muy usados, algunas sillas y una cama antigua y otras cosas más de poco interés. Trajo también territorio de 15 ferrados de tierra de sembradura que producen 15 ferrados de maíz, un tripal del que se obtienen varios carros de leña así como la propiedad de media casa en Vigo en la calle Cruz Verde, en mal estado .

No todos los padres podían permitirse dotar a sus hijas. Las dotes escrituradas proceden de familias con ciertos recursos. Cuantificar una cantidad media de dinero, no resulta fácil de señalar, pues estos caudales asignados oscilaban de 100 a 6000 reales. En las clases más humildes, la novia iba al matrimonio con lo puesto. Una de las dotes a destacar por su calidad, fue la otorgada a Dª Joaquina Troncoso que casaría con el notario de la villa D. Francisco Rodal Giráldez, (1) Su padre, el abogado D. Manuel Antº Rodal, dirá en testamento que, entre otros bienes y enseres, la dotaron con "dos catres nuevos de madera de caoba y 10.000 reales en dinero efectivo" ,por otra parte , añadía que, a su otro hijo, D. Manuel cuando se casó con Dª Josefa Bermúdez "nada le dieron de dote"(2 ) Consistía en sus vestidos personales y también lo que se denominaba "ropa blanca" es decir, ropas de cama, (jergones, sábanas, colchas, mantas, almohadas, ?) además de un variado servicio de mantelería y servilletas.

¿Qué aportaba el novio? No es mucho lo que aparece en los documentos de la participación masculina. Este contribuía con lo que se denominaba las arras que, dicho sencillamente, consiste en el compromiso y donación que el novio hace a la novia por razón de casamiento. Puede entenderse por la costumbre que el esposo durante la ceremonia de boda entrega a la novia las 13 monedas en compensación de la dote aportada por ella.

*Profesor e investigador local.

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