Es la crónica de un maestro, quizás del MAESTRO, con mayúsculas, de Cangas, de Don Bernardino. Los autores del libro relatan sus vivencias, desde la entrada en el Convento de Herbón, en donde entró con 11 años, su estancia en el Seminario de Santiago de Compostela y su presencia en Ribadavía, en la fundación alemana, Martínez Vázquez. Relata también su ejemplar labor como corresponsal en Cangas de El Pueblo Gallego y la presentación de su novela, "Por los caminos de la carne", al Premio Nadal, en el año 1950, cuando lo gana Elena Quiroga. Los autores descubren una ingente obra literaria y periodística. De la novela que Don Bernardino presentó al Premio Nadal. Hay constancia de otra novela escrita por el maestro, titulada "A Illa" o "La Isla", pero que los investigadores que confeccionaron el libro no localizaron. Ellos relatan también la importancia de la labor de Bernardino Graña Refojos en la vida de Cangas, donde impartió clases a varias generaciones en las escuelas que tuvo en Eirado do Sinal, en la calle Valentín Losada y en la de Pablo Iglesias, aunque su vida laboral terminó en lo que es hoy el colegio público de San Roque. Aseguran los autores que se trata de un hombre que era maestro vocacional, que fue su orfandad la que le llevó al Convento de Herbón, pero también la que le hizo estar con el pueblo, con la República.

En el libro aparecen testimonios de personas que fueron alumnas suyas. Si bien, antes hay que señalar que no es por casualidad que Alonso Montero esté hoy en Cangas, en la presentación del libro, sino porque fue alumno suyo en Ribadavia. Amalia Soage, una de las autores del libro, también aparece en el mismo como ex alumna. " A miña relación con Bernardino Graña Refojos ten unha dobre vertente: como alumna e como compañeira de traballo. Tanto unha como a outra deixaron en min unha impronta inasequible e chea de gratas lembranzas, que afloran dende o máis íntimo do meu ser... Foi Don Bernardino o instigador das miñas ansias de saber, nunca comparables coas súas. El dicía "siempre estoy estudiando y, por tanto, aprendiendo". Hablan también sobre la figura del profesor el hoy concejal de Urbanismo del Concello de Cangas, Mariano Abalo, y también el polifacético artista, Camilo Caamaño.

Bernardino Graña Refojos se incorporó al magisterio nacional en 1977, gracias a un Real Decreto que reconocía los plenos derechos de acceso al magisterio de la convocatoria de 1936. El profesor comentaba sobre su situación. "... Teníamos todas las puertas cerradas. Había compañeros que nos e atrevían a solicitar nada por miedo a verse envueltos en papeles comprometedores. El mencionado Real Decreto aparecía en el Boletín Oficial con 41 años de retraso. Eran derechos olvidados y perdidos para muchos que vivían agobiados, como proscritos o condenados al hambre, sin haber hecho ningún mal en su vida".