En el anterior vertido denunciado en el río Rialdarca, que desciende desde la zona de Sanchelán y desemboca en el río Pontillón, se identificó la presencia de una sustancia grasienta, todavía no definida como combustible.

Aquella filtración llegó a inutilizar el propio lavadero del Rialdarca, además de generar la muerte de varias truchas. Unos ocho eses antes se había repetido una escena similar.

El sendero de este curso de agua es uno de los espacios recuperados para el uso de los vecinos en actividades como el senderismo.

El lavadero, además, es una de las pocas estructuras de este estilo que todavía es utilizado por los vecinos en su uso tradicional.