-¿Está en buena situación la Universidad de Vigo?
-Es una Universidad joven, con 27 años, y económicamente ha estado siempre siempre equilibrada. A nivel tecnológico es nueva e innovadora; sus carreras son de gran innovación, tiene grupos de investigación de primera línea, tanto en el área de telecomunicaciones e ingeniería como de biología. Para el tiempo que tiene es una Universidad con mucho futuro.
-¿Por qué el campus se ha tenido que ir tan lejos de la ciudad?
-Es algo que he sufrido. Está a 20 kilómetros del centro. Proviene, más que nada, de los inicios de la Universidad, que estaba en los colegios universitarios. Eran fruto del reparto o la inversión de los beneficios de las Cajas de Ahorro en estamentos sociales y el colegio universitario de Vigo se fue para Lagoas-Marcosende. En el año 89, con el decreto de segregación, se fueron incrementando los edificios. Hubiera sido el momento de decidir bajar la Universidad más a la ciudad. Pero son cuestiones del momento y la política marca una línea. Sí es conveniente que se acerque más y vivir más dentro de la ciudad. Tampoco podemos decir que Vigo no esté conectada con la Universidad porque hay grupos de empresas que trabajan con ella, de investigación que trabajan para empresas, hay proyectos conjuntos empresa-universidad. Pueden bajar titulaciones como Ciencias del Mar ,que está ahora con todo el problema de los terrenos de la ETEA.
-Usted también fue fundador de la Confederación Provincial de Empresarios.
-En el año 77 y con otras personas, entre las que tengo que destacar al que fue secretario general hasta hace unos años, Ramón Búa. Cuando salió la Ley de libertad sindical, impulsamos que los empresarios llevaran a cabo una representación mediante la creación de asociaciones empresariales. Siempre he colaborado en temas económicos, en estudios y, de alguna manera, sigo colaborando.
-¿Cuándo saldremos de la crisis?
-Va a ser difícil. Habrá altos y bajos, pero nunca jamás volveremos a a la realidad de los años 2006-2009, ni en el empleo, ni en las relaciones laborales ni económicas. Todos los sistemas cambiaron, también la globalización. Tendremos en cada momento ir modulando las necesidades y adaptarlas a lo mejor. Lo peor de la crisis está en el paro, es la verdadera sangría.
