No apareció nadie ayer en el atrio de San Roque para cortar la gran rama del centenario pino manso que cayó sobre la capilla de San Roque. Un grupo de vecinos, entre ellos la sacristana del templo, manifestaron el jueves pasado que sería el lunes cuando llegaría una empresa especializada, contratada por el cura, para retirar la rama de la capilla. Pero no hubo actividad ninguna por la mañana ni tampoco a primera hora de la tarde.

Si que un grupo de mujeres se acercaron al Concello de Cangas para presentar un escrito y solicitar la retirada de la madera una vez sea talada la rampa que cayó sobre el templo de San Roque.

Siguen las vallas

El gobierno sigue sin tener noticias de Patrimonio y mantiene las vallas de seguridad que prohiben la la entrada en el atrio, a las que un grupo de vecinos y el propio párroco hicieron caso omiso, ya que la semana pasada entraron en el templo para retirar los bancos y a los tres días de caer la rama el párroco se adentró en solitario para retirar las imágenes que había dentro: el Corazón de Jesús y Fátima.