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Los bateeiros de Moaña vendieron, antes del cierre, casi todo el mejillón

Afrontan con tranquilidad el aumento de la toxina en la ría, pese a que aún tienen por delante semanas de campaña de exportación

Trabajadores del sector mejillonero, ayer, realizando tareas de mantimiento en A Mosqueira. // S.A.

El cierre repentino, el pasado viernes, de seis polígonos de bateas en la ría de Vigo cogió por sorpresa a los bateeiros de la comarca con sus puertos base en Domaio y en A Mosqueira. Ayer por la mañana, lejos del ajetreo de descarga de mejillón y la continua entrada y salida de camiones de las últimas semanas, el muelle de A Mosqueira lucía tranquilo, con los balandros llegando de los distintos viveros tras acometer tareas de mantenimiento.

El sector afronta el cierre con tranquilidad, aunque sospecha que se puede prolongar durante algunas semanas. Desde las embarcaciones, mejilloneros consultados explican que no cuentan con mucho producto con el tamaño adecuado para su venta en los criaderos situados frente al litoral de Moaña y de Cangas, "pois se vendeu case todo durante a campaña de Nadal", apuntan.

En estos momentos, solo pueden retirar bivalvos para su puesta en el mercado los productores que cuentan con bateas en la ensenada de San Simón, o entre la parroquia de Domaio y el estrecho de Rande.

Los últimos temporales marítimos afectaron a los bateeiros moañeses sobre todo en lo que a daños en las bateas se refiere, así como en la pérdida de producto que estaba en fase de cría, pero ya casi no contaban con grandes cantidades de mejillón listas para vender.

"Algún compañeiro tivo que recurrir a buzos para poder rescatar parte das bateas que se afundiron", repasan sobre las pérdidas causadas por los temporales de un invierno que por lo demás está siendo bastante tranquilo.

La campaña de exportación del mejillón moañés a Italia sigue abierta, y si la toxina permite una tregua los camiones seguirán saliendo hasta la primavera. Tareas de desdoble o cría del molusco y trabajos de mantenimiento como la limpieza de cuerdas ocuparán esta semana a los trabajadores de uno de los sectores económicos más importantes de Moaña.

Después de que la toxina permitiese una tregua durante los meses de diciembre y enero, las urgencias son menores y este cierre se contempla con más tranquilidad. Eso sí, distinta es la situación en el caso de los bateeiros de Bueu, pues los biólogos del Intecmar mantuvieron sus polígonos cerrados durante prácticamente todo el año 2016, en el que sufrieron pérdidas de producto. Ahora deben afrontar un nuevo cierre con la incertidumbre de saber cuándo podrán volver a comercializar su mejillón.

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