Se suele decir que no hay que esperar a que la solución a los problemas caiga del cielo. Es una gran verdad, lo cual no es impedimento para que en ocasiones las soluciones sí puedan venir desde el cielo. Siempre que se sepa cómo buscarlas. Eso es lo que está haciendo una nueva empresa de la comarca de O Morrazo, radicada en Bueu, y que ha encontrado en el mundo de los drones un vasto campo de trabajo y de posibilidades de futuro. La empresa es Aero Dron Projects, que está implantándose con soluciones para combatir de manera efectiva plagas como la del picudo rojo o la avispa velutina o usar estos aparatos en múltiples actividades: desde la inspección de grandes grúas, grabación de videos turísticos hasta el control de grandes superficies de viñedos. Una gama de posibilidades tan grande como el propio cielo.

Detrás de Aero Dron Projects hay tres "Manueles": Manuel Juncal, que es piloto y operador de drones y director técnico de la empresa; Manuel Ángel Filgueira, arquitecto y gerente; y Manuel Fariña, director comercial. La génesis de esta iniciativa hay que buscarla en Aero Morrazo, la empresa que constituyó previamente Manuel Juncal. Este buenense trabajó muchos años en el mundo de la construcción y cuando la crisis empezó a asomar la cabeza se fue a buscar el pan a Catar. "Allí vi que tocaba reinventarse y que el futuro estaba en este sector. Es un campo muy versátil, con todo un mundo por explorar", cuenta desde la sede de Aero Dron Projects, radicada en La Factoría de Proyectos, en Bueu.

La aplicación más evidente de los drones es la toma y grabación de imágenes aéreas espectaculares, que son todo un atractivo turísitico y un fenómeno en las redes sociales. Basten un par de ejemplos. Manuel Fariña grabó a través de Aero Morrazo sendos videos del entorno de Cabo Home y de las playas de Bueu, dos videos que una vez subidos a Youtube recibieron más de 80.000 y 60.000 visitas respectivamente en apenas cuatro días. Pero hay mucho más. "A través de I+D hemos desarrollado sistemas para combatir el picudo rojo y la avispa asiática", cuentan los implicados.

El control de la plaga que afecta a las palmeras está testado y comprobado y resulta mucho más efectivo y rápido que los medios convencionales: ya sea el uso de lanzas, que solo llegan a una altura de 8 o 10 metros, y que no permiten aplicar de manera realmente efectiva el tratamiento, o bien el uso de camiones con grúa y demás medios auxiliares. "Tenemos un sistema en el que se acopla al dron una lanza de fibra de carbono y luego desde tierra puedes dirigir el aparato hasta situarlo justo sobre el corazón de la palmera, que es donde hay que aplicar el tratamiento", cuenta Manuel Juncal. Una maniobra rápida y efectiva con indepencia de la altura del árbol. "Montar el equipo lleva unos diez minutos y aplicar los productos apenas cinco minutos. En apenas media hora puedes aplicar el tratamiento a tres palmeras", asegura. Algo impensable de otra manera. Y sobre todo mucho más económico. Por eso han empezado a presentar su proyecto a concellos e instituciones para trabajar en el control de esta plaga.

El tratamiento que han desarrollado es efectivo "al 100% si la infección del picudo no supera el 50% de la superficie de la palmera". La recomendación que hacen es suministrarlo en dos fases: cinco aplicaciones durante el primer año -repartidas entre los meses de febrero y octubre- y otras tres de refuerzo en el año siguiente.

Una de las aplicaciones en las que tienen depositadas grandes esperanzas es la destinada a luchar contra la avispa velutina. "Es muy complejo y llevamos meses desarrollándolo. Estamos en fase de pruebas y cuando esté listo será efectivo al 100%. Lo hemos contrastado con ingenieros agrónomos y con el director de la Estación Fitopatolóxica de Lourizán", apunta Manuel Juncal.

Una de las grandes ventajas de los drones en este tipo de actuaciones es que "no pones en peligro a nadie, solo es la máquina". La otra gran ventaja es que permite llegar hasta los nidos más inaccesibles, de manera segura y sin grandes medios auxiliares. En este trabajo no se acoplaría una lanza, como en el caso del picudo rojo, sino que desde el dron se lanzará un dardo con el biocida químico para atacar a las avispas. "Llevará un laser que se encargará de marcar el objetivo [la colmena], un mirador que marca la distancia y una cámara para visualizar el recorrido", cuentan Manuel Juncal y Manuel Ángel Filgueira. En este caso serían necesarias al menos dos personas: una para manejar el dron y otra para la estación base desde la que se sigue la operación. "Con este sistema puedes realizar el disparo a tres, cinco, siete o diez metros de distancia y en un solo día puedes atacar un gran número de colmenas sin poner en riesgo a nadie", aseguran. Los cálculos que manejan apuntan que con este tratamiento "morirían todas las avispas que estén en el nido y todas las que entren durante los tres días siguientes". Un gran avance con respecto a la actualidad.

Los drones que usan en Aero Dron Projects tienen ocho rotores y una capacidad de carga de once kilos. "El aparato pesa entre cinco y seis kilos, lo que deja bastante margen. Estimamos que el tratamiento para la avispa puede pesar entre 2 y 2,2 kilos, mientras que el del picudo rojo puede andar en 1,5 kilos para palmeras de hasta 10 metros y 2,5 kilos para las de 25 metros de altura", cuentan.

El campo de acción de estos aparatos es enorme y sus utilidades inmensas. Otro ejemplo es la ayuda que pueden prestar al sector vitivinícola. A un dron se le puede acoplar una cámara capaz de tomar imágenes multiespectrales e infrarrojas. "Esas imágenes, una vez sometidas a un tratamiento informático, sirven para establecer un mapa de vigor del viñedo. Así es posible determinar el estado sanitario de las hojas de la viña, la actividad clorofílica, el contenido en antocianos o su estrés hídrico", enumeran Juncal y Filgueira. Dicho de otra manera: información de un enorme valor para los enólogos, que de esta manera cuentan con un indicadores precisos sobre el grado de madurez y que pueden ayudar a decidir el momento óptimo para aplicar un tratamiento o para proceder a la vendimia. "Este sistema es más efectivo a partir del segundo año, cuando ya cuentas con datos previos para comparar. Se estima que a partir de ese momento se pueden ahorrar entre 1.000 y 1.500 euros por hectárea", subrayan desde Aero Dron Projects.

Los drones pilotados por Manuel Juncal han llegado hasta el puerto de Marín, donde su uso con cámaras posibilita hacer inspecciones periódicas a los sistemas de las grandes grúas portuarias. Esto supone un ahorro de tiempo y de costes económicos. Los responsables pueden ver directamente las imágenes y el estado de una costosísima maquinaria. "Grabamos con calidad de 4K y esto es aplicable también al sector de las nuevas energías, para realizar revisiones de las aspas y motores de los molinos de viento, o a la revisión de los tendidos eléctricos", cuentan.

El primero en iniciar esta gran aventura fue Manuel Juncal, tras lograr el título de piloto y operador de drones, y montar Aero Morrazo, que está registrada en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Pero enseguida se dio cuenta de las grandes posibilidades que se abrían y que con un proyecto conjunto, como Aero Dron Projects, "se pueden unir fuerzas y llegar a más sitios".

Cursos formativos

La empresa está llena de proyectos e iniciativas, como organizar cursos teóricos y prácticos para que las personas que lo deseen puedan aprender a usar un dron y a grabar y editar videos e imágenes. Pero siempre bajo una premisa fundamental: "Un dron no es un juguete y divertirse significa volar de forma segura". Los cursos que ofrecen constan de dos módulos. El primero es teórico-práctico, con cuatro horas teóricas y doce de carácter práctico. El segundo es el teórico-práctico de vuelo avanzado, que incluye la grabación de imágenes aéreas, con postproducción y montaje final.