Tardó en llegar, pero llegó. La primera cadena de borrascas del invierno se ha dejado notar en tierra y en mar, donde la flota ha permanecido amarrada durante gran parte de la semana. Los únicos que han podido trabajar con cierta normalidad son los navalleiros [menos en la ría de Pontevedra, donde esta especie está en veda] y los barcos del marisqueo. También la flota de la vieira que comenzó esta semana la campaña en la ría de Pontevedra. El resto de oficios, como las nasas o los percebeiros apenas han podido trabajar. Durante estos días la imagen más habitual era la de la flota amarrada a puerto y el suelo de la lonja inusualmente seco, como ocurría ayer en Bueu.

En la ría de Vigo los únicos que pudieron trabajar son los mariscadores y los barcos de la navaja. Los percebeiros de Cangas no pudieron saltar a las rocas ni un solo día. "Ayer [por el jueves] fuimos por la mañana a la Costa da Vela para ver como estaba la situación porque en teoría era el día en el que daban menor altura de ola, pero era imposible", explicaban ayer desde la agrupación de Cangas. El resto de la semana fue muy parecida para el resto de profesionales de la cofradía canguesa, con poca actividad en la descarga de pescado y de pulpo.

Los percebeiros de Bueu tampoco fueron al mar ni un solo día de esta semana. En su caso el principal banco de trabajo es la isla de Ons,a donde era difícil llegar con las condiciones que presentaba el mar. La amplia flota de barcos de la nasa pulpo apenas pudo salir a faenar y algunos de los que salieron al mar fue para controlar las nasas que tenían caladas. A lo largo de la semana hubo descarga de algunos barcos del cerco, cuyas capturas se centraron casi exclusivamente en el chincho. "Es lo único que hay en el mar ahora", decía uno de los armadores. A ellos se unieron el grupo de embarcaciones que comenzaron la campaña de la vieira.

"A mellor veda que existe"

Ayer viernes fue uno de los días con peores condiciones en el mar y en el que la inmensa mayoría de la flota de O Morrazo se quedó en puerto. Esta situación de amarre más o menos forzoso tiene un lado negativo y otro positivo. La cruz es, obviamente, que si los marineros no salen al mar no hay capturas que vender y no pueden cobrar. La cara positiva, que reconocen prácticamente todos los sectores, es que "o mal tempo é a mellor veda que existe para regular". No es poca cosa, sobre todo después de un otoño y una primera mitad del invierno con unas condiciones meteorológicas inusualmente benignas. "O mar necesitaba descansar... e nós tamén", decían ayer por lo bajo algunos naseiros de O Morrazo, conscientes de los muchos meses de actividad prácticamente ininterrumpida y de la presión pesquera ejercida sobre recursos como el pulpo.