De nada les ha valido estar al lado de la iglesia y en terreno sagrado. Esa cercanía no las ha salvado de la maldición del picudo rojo. Las dos palmeras que crecían en el atrio parroquial de Bueu han sido taladas hoy debido a la presencia de este gorgojo. Uno de los árboles era completamente insalvable, mientras que el otro fue cortado como medida de precaución.

Los trabajos de corta se desarrollaron esta mañana y la Iglesia contrató a una empresa especializada para proceder a la tala y corte de las dos palmeras. Ambos ejemplares medían entre ocho y diez metros de altura y crecían en el entorno del templo parroquial de San Martiño desde hace décadas. La que más preocupaba era que se encontraba a la izquierda de la entrada del atrio: la acción del picudo rojo era más que evidente y resultaba imposible salvarla. La otra palmera estaba situada al lado de la casa rectoral y también se optó por su tala.

Los restos quedaron apilados en el atrio, a la espera de que la semana próxima sean retirados para ser trasladados a una planta especializada para su incineración. La otra alternativa era enterrar los restos a una profundidad de al menos tres metros.

Los trabajos fueron supervisados por el párroco de Bueu, Antonio Maceira, y hasta el lugar se desplazó también el concejal de Servizos, Fidel Castro. El concello tenía previsto colaborar con maquinaria para apartar los restos de las palmeras y garantizar el acceso al atrio, aunque finalmente la tala, que estaba prevista para la próxima semana, se adelantó.

Éstas no son las primeras palmeras que es necesario talar en Bueu por culpa del picudo rojo. A finales del mes de octubre el Concello ya tuvo que cortar uno de los ejemplares que crecía en Portomaior, al lado de la PO-551 y del cruce A Torre-Cela. La otra está bajo tratamiento para intentar salvarla.