Su afición al mar no le impìdió ser un gran defensor de los montes de O Morrazo y lideró un movimiento en Moaña contra la construcción del parque eólico del Monte Faro, en Domaio.
Su huella arqquitectónica está en la rehabilitación del atrio de San Martiño, que se realizó cuando Julio Martínez era concejal socialista en Moaña; o en el acondicionamiento de los jardines de la curva de A Cerradiña cuando Rivas soñaba con posar un galeón hundido en la ría sobre este entorno, que se concibió como la puerta de entrada a Moaña..
Presentó un proyecto para remodelar la estación marítima y de urbanización del pazo del Real -hoy en estado de abandono- con la construcción de un torre de cien metros de altura. El arquitecto fue el autor de la remodelación, con colores, del edificio de la plaza de abastos de Moaña y trabajó en el diseño del futuro paseo de Domaio, que fue rechazado por ser demasido ambicioso. Entre otros trabajos, en los últimos tiempos, había colaborado con la Fundación Lago Castiñeiras-Cotorredondo, en un proyecto de un jardín botánico en el que destacaba un mirador con una crisálida gigante de mariposa y otra isla en el lago.
