La exploración más sorprendente de cuantas protagonizaron este grupo de Montañeros Celtas en la primera fase de su peculiar investigación se llevó a cabo en pleno corazón urbano de Vigo. Aunque en este caso la curiosidad por estudiarlo venía de muchos años atrás, de cuando uno de ellos era un chaval que prefería las aventuras al fútbol. "Una de esas aventuras era bajar con unos amigos, desde Travesía de Vigo a la antigua vía del tren y seguir hasta la entrada de un enorme túnel cerca de García Barbón. La entrada era enorme y la oscuridad de su interior total, así que entrábamos todos juntos con ayuda de una pequeña linterna", rememora.

Con este recuerdo interiorizado decidieron que había llegado la hora de despejar de una vez por todas el enigma de aquel túnel de la niñez. Como ocurre incluso en investigaciones más complejas, la memoria popular ofreció pistas cruciales. "Recorrimos el barrio preguntando a los vecinos con la suerte que nos topamos con una señora que vivía en uno de los edificios construidos sobre el túnel", cuentan aún fascinados.

Caminando por Rosalía de Castro, la vecina les contó cómo el antiguo "Tren del pescado" circulaba por el túnel de García Barbón hasta salir justo donde ahora se encontraba su edificio;y continuaba por la antigua calle Roupeiro para acabar en el muelle del Comercio.

"Nos dijo cómo era antes el antiguo barrio de Roupeiro y fue creciendo Rosalía de Castro hasta tapar la salida del túnel. Que la existencia del túnel quedó olvidada hasta la construcción de un parking subterráneo, que tuvo que hacerse más pequeño, y que incluso tiembla el edificio cada vez que pasa un Vitrasa". A esta información la señora sumó las indicaciones necesarias para que el grupo lograra llegar al túnel. Cuando dieron con él no daban crédito. Lo que "había al otro lado" era una plaza de garaje, la número 17, "posiblemente el garaje más antiguo y con más historia de toda la ciudad", ensalzan sus descubridores.

Del castillo de San Sebastián apenas se conservan los muros de su lado norte, dos garitas y una de sus entradas. Situado sobre un montículo en la parte baja de O castro fue construido en el siglo XVII por la necesidad de defensa de la ciudad de Vigo frente a los piratas ingleses, aliados de los portugueses en la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668). En la actualidad esas antiguas defensas esconden varios túneles en su interior. "Su entrada está algo escondida y en mal estado, pero una vez superada se accede a varias galerías de la época que pasan bajo el propio castillo", precisan los Montañeros.

Recorrerlos entraña una enorme dificultad. "Son similares a catacumbas y caminar por su interior requiere de un esfuerzo titánico", inciden. Su entrada principal tiene una estructura en muy buen estado. Tal vez por esta razón los metros iniciales acabasen convertidos en un estercolero, con restos de basura y otros más desagradables, prueba del paso de personas. En cambio, Diego Moreira describe que "en un lateral de la sala, detrás de una piedra empieza la galería bajo el castillo; una galería con otro túnel anexo por la que solo gente pequeña o hábil logra pasar. Esta zona sí está tal cual se dejó de usar en la época".

Por su apariencia, el grupo de Montañeros sostiene que podría tratarse de una posible vía de escape del castillo, "pero su finalidad posiblemente sea la de un canal de agua, debido a la inclinación y desbaste de la caseta de piedra de acceso que junto a otros túneles de la zona servirían para llevar agua desde el castro hasta A Laxe".