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Adolfo Fernández: "Las ánforas para conserva de Bueu llegaron hasta la propia ciudad de Roma"

El investigador de la Universidade de Vigo es uno de los coordinadores del congreso que ayer llegó al Museo Massó

Adolfo Fernández, en el centro, en el Museo Massó junto a unas reproducciones del ánfora San Martiño de Bueu. A la izq., Aomar Akerraz, del Instituto de Arqueología y Patrimonio de Marruecos y a la dch. Laurent Callegarin, de la Escuela de Altos Estudios Hispánicos e Ibéricos de la Casa Velázquez. // G.N.

El congreso internacional sobre la producción pesquero-conservera en la antigüedad celebró ayer su segunda jornada y en esta ocasión los participantes se trasladaron al Museo Massó de Bueu, uno de los principales referentes sobre el mundo del mar en Galicia y España. El programa incluía una serie de presentaciones sobre investigaciones centradas en la explotación de los recursos marinos en Galicia durante la antigüedad. La primera de esas ponencias la impartieron Fermín Pérez Losada y Adolfo Fernández, de la Universidade de Vigo, y que se centraron en el Bueu romano. Fernández lleva años estudiando los restos hallados en las excavaciones de Pescadoira y es uno de los mejores conocedores de la importancia de los hallazgos.

-¿Por qué eligieron este año Vigo y Bueu como sede para este encuentro de trabajo?

-Las entidades de investigación que participamos tenemos una red de excelencia para trabajar en equipo sobre la explotación de los recursos marinos en época antigua. Anualmente tenemos reuniones de coordinación para la puesta en común de los trabajos que realizamos y este año escogimos Bueu y Vigo porque forman parte de una de las áreas involucradas en este estudio, que además es una de las menos conocidas dentro del ámbito que estudiamos [franja atlántica, el Mediterráneo y la costa africana]. El año que viene está previsto que este workshop se celebre en Marruecos.

-No deja de ser curioso que Galicia, con todo su potencial marítimo e historia conservera, sea una de las zonas menos conocidas o estudiadas.

-Sí. Lo cierto es que no existió ninguna línea de investigación clara por parte de las universidades sobre estos aspectos productivos y de explotación marina, sobre todo en la época romana. Estos yacimientos y restos de salazones comenzaron a salir a lauz a partir del año 2000, cuando con el "boom" inmobiliario y el desarrollo del urbanismo se empezó a intervenir en los núcleos urbanos. Así, en los casos de Vigo y Bueu se hallaron restos de salazones que estaban bajo esos núcleos. Se conocían algunas gracias a dibujos y estudios, pero ninguna estaba la vista o musealizada. Hay mucho patrimonio, pero no se estudió en su conjunto.

-¿A qué cronología concreta pertenecen los restos de los que se tienen por ahora conocimiento?

-Estamos hablando del siglo I después de Cristo, ya bien avanzado ese siglo. A partir de esa época comienza la construccion de las factorías de salazón y parece que también de las salinas, una actividad que se desarrolla durante los siglos II, III y IV. En el siglo V parece que hay una crisis y decae la producción. Es una situación generalizada, que no afecta solo a Galicia. Aún así tenemos algunos datos que indican la presencia de una factoría prerromana en la zona de A Lanzada. Es probable que la gente del sur de la península, como Cádiz, ya trajeran a esta zona la tecnología y su experiencia sobre la salazón. Hay que tener en cuenta que en el sur, norte de África y Sicilia ya hay constancia de salazones de los siglos IV y III antes de Cristo. Más pequeñas y de otra tipología, pero ya existían.

-Todo esto lo que viene a demostrar es que la explotación de los recursos del mar y la actividad conservera forma parte del ADN de pueblos como Bueu, incluso antes de la llegada de los fomentadores catalanes hace tres siglos.

-Cierto. Hubo un parón de varios siglos, pero en cuanto vino una etapa de revolución industrial y de mejora económica se vuelve a ver al mar, que es donde está la riqueza de estas rías. Se puede decir que hay una explotación industrial durante la época romana, en la que la producción no era para el consumo local, sino para la exportación: el pescado se envasaba y procesaba para un comercio de larga distancia. Luego decae durante la etapa medieval, sin que por ahora se sepa bien el porqué, y entre la época moderna y la contemporánea hay una revolución industrial que vuelve a impulsarla.

-¿Qué datos presentarán sobre Bueu?

-Es una presentación sintética, con los datos de varios autores y con los resultados de las excavaciones de Pescadoira. La mayor singularidad de Bueu es que está constatada su producción de ánforas y la venta de las mismas para comercializar el pescado a larga distancia. Por ahora es el único centro de producción que conocemos en Galicia, sabemos que ánforas producía y que estaban orientadas a meter pescado en su interior para llevarlo a mercados foráneos.

-¿Se sabe hasta que mercados y hasta que zonas llegaron esas ánforas o 'latas de conserva' de la antigüedad?

-Especialmente a toda la fachada atlántica hacia el sur, mientras que hacia el norte llegaron hasta las Islas Británicas. Una de las novedades que aportará el profesor Darío Bernal, de la Universidad de Cádiz y uno de los coordinadores de este congreso, es que las ánforas de Bueu llegaron hasta el Monte Palatino, en Roma. Sería muy interesante poder confirmarlo porque significaría que habrían cruzado el estrecho de Gibraltar y habrían llegado hasta el Mediterráneo, lo que es indicativo de que estamos hablando de un comercio importante. Pero si no se conocen y no se investigan es imposible identificarlas. Es necesario investigar para que luego se puedan buscar e identificar.

-El yacimiento de Pescadoira, descubierto bajo la antigua conservera de Alonso, aún guarda muchos restos e información. Desde el Grupo de Estudos de Arqueoloxía, Antigüidade e Territorio (Geaat) de la Universidad de Vigo plantearon la necesidad de seguir excavando.

-Hay zonas para excavar, pero sobre todo hay que poner en valor lo que no se destruyó durante la construcción de los edificios. No es una cantidad económica tan elevada como para que después de tantos años las administraciones no hayan hecho aún un esfuerzo. Permitiría que los vecinos de Bueu y los visitantes puedan ir a conocer esos restos. Si no se musealizan y si no se exponen al público la gente ni siquiera sabe que existen. Una vez hecho eso se pueden abrir otros frentes y seguir excavando en otras zonas.

-¿Creen que este patrimonio son también un atractivo desde el punto de vista turístico?

-Bueu comenzó a conocerse poco a poco en el ámbito de la científico después de estas investigaciones, de publicarse y ya aparece en mapas científicos. La investigación genera un valor y atrae gente y turismo. Los visitantes demandan oferta de este turismo cultural y Bueu cuenta con ella.

-Bueu cuenta con un festival internacional de cortametrajes que cada año continúa creciendo. La organización decidió en la última edición usar esas ánforas como seña de identidad del certamen, al igual que Cannes tiene la Palma, Berlín el Oso o San Sebastián la Concha. ¿Qué le parece esta idea?

-Es una idea magnífica. Vi algunos carteles al llegar, pero no conocía la iniciativa. Es una propuesta fantástica porque esa ánfora es un elemento singular de Bueu.

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