El de ayer es uno de esos días en los que Cangas puede presumir de Auditorio. En su vestíbulo el tráfico cultural era intenso. Actores de prestigio y aficionados se cruzaban con pintores, literatos y gentes de enjudia, mientras que los políticos circulaban arrimados a la acera porque había riesgo de atropello. Claro que el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos (ACE) acudió aquí con el áurea de teatro, ese vicio confesable que entretiene su vida. En esta ocasión no solo era el director el que recibía a los invitados al estreno ni el que con posterioridad recibió los halagos, también lo era Miguel Sotelo, ese extraordinario bailarín que forma parte del cuadro de baile de la película de Carlos Saura "La Jota" y al que se le ocurrió la idea de recrear una romería de época, que después habría de ser la de Darbo porque la imagen aparecía en un cuadro de Carlos Sobrino Buhigas, que localizó Luis Guimeráns en el Museo Provincial de Lugo. Por allí se movían los clásicos, como Henrique Harguindey y Xerardo Dasairas, también. Costó encontrar a Celso Parada y Miguel Ángel Blanco también estuvo en el fotocool. Sí, sí había ese soporte publicitario cual alfombra roja que se precie, donde se podía leer "Irei a Darbo". Por mucho que nos tire Viana, que diría la canción. Para sorpresa de muchos estuvieron dos familiares del pintor Carlos Sobrino Buhigas.

En el vestíbulo y en patio de butacas unas mujeres ataviadas de vendedoras de rosquillas repartían el tradicional dulce de las romerías gallegas, esas que no hasta hace muchos se vendían ensartadas en una pelada rama de laurel, tanto las morenas como las blancas.

Fue un acontecimiento del que seguro, la Asociación A Cepa, tomará acta para guardarlo en la memoria de todos los cangueses. Un buen día para Darbo y para Cangas, a pesar del tiempo.