Después de escuchar, durante toda la mañana, a las personas que intervinieron en el acto de homenaje a las víctimas de la represión franquista, que era una vergüenza ver el lateral de la excolegiata de Cangas con la placa con el símbolo de la Falange donde aparece una relación de "muertos por la patria" y volverlo a escuchar en palabras de los que hablaron por la tarde en el Auditorio, el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos (ACE), cerró el acto en el Auditorio anunciando que el Concello de Cangas procedería a denunciar vía judicial a la Iglesia para obligarle a retirar la placa.

Recordó que se había intentado por las buenas y que se mantuvieron hasta cuatro reuniones con la Iglesia, sin conseguir nada, argumentando siempre que se trataba de un edificio privado. El regidor local ironizó acerca del carácter de un edificio que, para lo que conviene, es público y, para lo que no, es privado. También informó a los presentes que la ex alcaldesa Clara Millán (BNG) también había iniciado las gestiones con el Arzobispado y que bastó la carta de un anónimo oponiéndose para que la Iglesia paralizara el proceso. Pero no fueron las palabras de Pazos un acto reflejo, sino que la denuncia era algo que ya se había hablado con la asociación "Memoria Histórica 28 de agosto". Uno de los primeros trámites que se realizará, con el fin cumplir con la Ley de la Memoria Histórica, es el de comprobar si el atrio de la ex colegiata está a nombre de la Iglesia o no. El presidente del movimiento asociativo Memoria Histórica, Telmo Comesaña, fue el primero en señalar la conveniencia de la denuncia, ya que por experiencia sabía que con la Iglesia era imposible llegar a un acuerdo.

Xosé Manuel Pazos cerró el acto en el que participaron miembros de las 205 familias que el Concello de Cangas convocó a este acto que, como señaló, "foi o máis emotivo destes 16 meses e un día que levo de alcalde, que aínda que pareza unha condena non o é; é unha honra".

Tanto los actos de la mañana en el salón de plenos y en la Praza do Concello como por la tarde en el Auditorio de Cangas estuvieron cargados de emoción. Pero sería el de la mañana el que arrancaría alguna que otra lágrima. La intervención de Bernardo Nores en representación de las familias puso la piel de gallina. Recordó como se habían conocido sus padres en la Isla de San Simón; Jorge Nores y Teresa Blanco. Criticó a aquellos que insistían en que las asociaciones para la Memoria Histórica había nacido para recabar subvenciones y aludió al mensaje mil veces repetido y otras tantas silenciado: "verdade, xustiza e reparación". En la plaza se plantó un "loureiro" y se descubrió una placa conmemorativa en el Centro Social a cargo de Elisa Rivas y A. Jorge. La primera es la sobrina nieta de Vicente Sáez Ruiz, maestro de Coiro, natural de Alicante, que fue asesinado. Ella también habló en el Auditorio y agradeció a Xoán Chillón y Antonio Nores, miembros de la Memoria Histórica 28 de agosto de Cangas, que le mostraran la escuela donde su tío abuelo impartió clase. También mencionó que hubo personas que se acercaron a ella presentándose como alumnos de su tío abuelo. Elisa Rives vive en Barcelona y su intervención se produjo después de que los miembros de las familias homenajeadas subieran al escenario del Auditorio, donde los miembros de la corporación (el PP y Cangas Decide no acudieron a los actos y de ello se quejó el alcalde) y de la Memoria Histórica le entregaran un recuerdo. Fue Ana Paula, en la carta que remitió desde Argentina a su primo para que la leyera, quien habló de la "estrategia de la memoria". Ella, que recopiló las cartas que su abuelo había enviado a su mujer tras ser condenado a muerte.

Fue un acto relevante el de ayer, donde hubo poesía y música, pero sobre todo, sentimiento y gritos de ¡Viva la República! después de que se proxectara el corto de Antonio Nores "Liberdade truncada", donde aparecen los muchos represaliados de Cangas.