El alcalde y el concejal de Cultura de Cangas, Xosé Manuel Pazos y Héitor Mera, respectivamente, tuvieron que hacer frente ayer a las quejas que presentaron los vecinos por el ruido de los conciertos de la primera jornada de Festival da Liberdade, que tuvieron lugar en una carpa instalada en la explanada de las naves de Ojea. Los vecinos mostraron ayer sus quejas por el alto ruido que salía de la carpa y que hacia temblar sus viviendas. Además recordaron la inconveniencia que suponía que se celebrara un concierto de dichas características un jueves, cuando al día siguiente es jornada labora. "Fomos moitos quenes non poidemos descansar. O son era tan alto que o piso temblaba", manifiesta uno de los afectados.

El alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, recibió las quejas y se mostró arrepentido por haber otorgado permiso para un acto de estas características en un sitio como las naves de Ojea. Y es que su política de convivencia de los fines de semana, donde se están realizando controles a los locales nocturnos que cierran más tarde del horario previsto y también controlando el sonido en los locales.

El concejal de Cultura, Héitor Mera, aseguró ayer que no se superaron los decibelios permitidos por la ordenanza de ruidos, que el festival cumple con todas las condiciones legales. Manifestó que si esta actividad resultaba positiva, se mantendría; si resultaba regular, se cambiaría y se resultaba negativa, se acabaría. Pero manifestó que no hubo más quejas que las que hay cuando las Fiestas del Cristo y que es injusto relacionar el festival con un botellón, como pretende algunos vecinos que presentaron quejas.

Los conciertos continuarán hoy. Héitor Mera afirma que no se advirtió de nada a la organización porque se estaba cumpliendo la legislación.