A pesar de la trascendencia del asunto, la asistencia de público al Pleno de ayer fue incluso más discreta que en otras sesiones con temas de trámite y apenas se produjeron salidas de tono entre la concurrencia. Los rifirrafes más llamativos los protagonizó el alcalde, Xosé Manuel Pazos, con distintos ediles de la oposición, como el popular Pío Millán, que le reprochó que no les facilitara la documentación con el argumento de evitar que "caldearan o ambiente". El regidor respondió que no era ese el motivo y Millán lo instó a rectificar en la prensa, invitación que Pazos y parte del público recibieron con sorna.

Con Alfredo Iglesias, el motivo fue la ausencia del interventor en una sesión donde se trataban asuntos de su departamento, y con José Luis Gestido, por considerarlo cómplice de las tarifas aprobadas en 2014 por el gobierno del PP, del que el ahora concejal de Cangas Decide formaba parte. "Por entonces estaba sometido a la disciplina de voto del PP, que no aceptaba y por eso me marché", explicó Gestido, que contrapuso a su proceder el "sometimiento" de los ediles del gobierno a posicionamientos que no todos comparten. "Pero como son una secta...", remachó.

También hubo intercambio verbal con Sotelo en torno a los usos y acepciones del término "sinvergüenza". Pazos llegó a exigirle que no lo tuteara y a amenazarlo con la expulsión del Pleno si no se mostraba más contenido.