Los movimientos de tierra con los que están empezando las obras del segundo subtramo del desdoblamiento del Corredor do Morrazo tienen en alerta a los vecinos del barrio de O Caeiro (Meira), concretamente en el lugar de A Fonte da Tella. Y es que se están desprendiendo piedras cerca de varias viviendas, algunas de ellas rodaron ladera abajo hasta detenerse a solo 100 metros de la casa más cercana, según los afectados. Los vecinos perjudicados acudieron a las obras para hablar directamente con el personal de la empresa constructora de este segundo subtramo, Dragados. Les pidieron un parón en el movimiento de tierras hasta la implementación de medidas de seguridad. Ayer a media mañana dejaron los movimientos de tierra y de momento no fueron retomados por la tarde.

La Xunta de Galicia, por su parte, asegura que las dos piedras de gran tamaño cayeron a 230 metros de las viviendas. Entienden que fue un incidente menor pero aseguran que cuando se inicie la ejecución del muro de contención en ese desnivel estarán garantizadas todas las medidas necesarias para evitar riesgos por desprendimientos.

Las tres piedras de mayor tamaño, que pueden pesar varias toneladas, cayeron rodando por una ladera de unos 50 metros. Dos de ellas se detuvieron en una pista forestal a 200 metros de la vivienda más cercana. Otra cayó a unos 100 metros de las casas. Junto a ellas rodaron por la ladera de la futura autovía otras piedras más pequeñas aunque también de tamaño considerable. Los residentes en la zona alertan de la fuerza que cogen con la pronunciada pendiente y del peligro que ello supone.

Los vecinos fueron alertados del peligro el pasado sábado día 17 y este mismo martes presentaron escritos ante el Concello de Moaña y la Consellería de Medio Ambiente e Infraestruturas, que es la titular de la carretera y la que financia las obras.

En sus escritos hablan del "terrible riesgo" para personas y viviendas de la zona y alertan de la falta de medidas de seguridad.

Ante esto solicitan un "seguimiento exhaustivo" de la obra y que las administraciones exijan a la empresa adjudicataria medidas de seguridad como vallas que impidan que el material desprendido ruede hacia las casas. Exigen que se les garantice su "seguridad". Junto a los escritos presentados ante la Administración adjuntan fotografías de las piedras de mayor tamaño.