"Daquela non se presentaba ninguén, agora habería mil para este posto", explicaba Antonio Broullón a FARO en vísperas del día de Todos los Santos de 2011, con 60 años recién cumplidos y a cinco de su jubilación, que le llegará el próximo 8 de octubre. Y seguro que sus augurios no iban desacertados, porque el Concello espera un aluvión de solicitudes de candidatos y candidatas al puesto, que se cubrirá por oposición libre y para el que el gobierno local ya está ultimando las bases. El ganador o ganadora será nombrado funcionario interino.
"Trátase dun caso excepcional, para cubrir unha necesidade urxente e inaprazable e que reúne as condicións establecidas pola lei", argumentan desde la Administración municipal, que se salta así las restricciones de los planes de ajuste que impide cubrir plazas por jubilación y matizan que se trata de una vacante con dotación presupuestaria que no es posible cubrir con personal funcionario de carrera. Los aspirantes que superen todo el proceso selectivo y cuya nota final no les llegue para lograr la plaza pasarán a formar parte de un listado para cubrir las bajas o renuncias que pudieran producirse.
Dura selección
Entre los requisitos que se demandan figuran tener nacionalidad española, el título de ESO o equivalente y no padecer enfermedad, defecto físico, incapacidad o incompatibilidad para desempeñar el oficio. El Concello aún está revisando el borrador de las bases, a las que piensa dar el visto bueno a corto plazo, y luego las publicará en el Boletín Oficial da Provincia (BOP) y abrirá un plazo de 20 días naturales para que las personas interesadas puedan presentar las instancias, dirigidas al alcalde, en el Registro municipal.
Poco se parecerán las pruebas de ahora a aquel simple dictado de temática futbolera que llevó a Antonio Broullón a conquistar el puesto hace casi cuatro décadas, en las que se ocupó de los camposantos de Cangas , Aldán y O Hío. El temario incluye conocimientos de Administración Pública, organización municipal, derechos y deberes del personal, prevención de riesgos laborales, conocimiento de la realidad canguesa, legislación de sanidade mortuoria o técnicas de albañilería, jardinería y pintura.
Quienes superen ese primer eslabón deberán someterse a la prueba práctica de conocimientos profesionales, y el último peldaño será el conocimiento de la lengua gallega, de la que está exentos los candidatos que posean el Celga nivel 2. Si es el mejor en el cómputo global, el puesto de sepulturero es suyo.
