Recogen las hemerotecas que Jesús Carballo García, también conocido como Fillo Carballo, logró éxitos estatales e internacionales como gimnasta y entrenador español de gimnasia artística, especialidad que empezó a practicar, a temprana edad y con aparatos artesanales, en la finca de los Castroviejo en Tirán, parroquia de Moaña donde nació el 2 de marzo de 1944. Pero ni sus títulos nacionales ni sus participaciones en Mundiales y Juegos Olímpicos le emocionaron más que el cariño de sus amigos, según reconoció ayer en el homenaje que estos le brindaron ayer en su municipio natal, rubricado en torno a una mesa junto al mar.

"Hoxe non se fala nin de mesas nin de sillas, senón do Canillas", reza la placa conmemorativa que le entregaron sus allegados, que aluden a su constitución enjuta y sus piernas fibrosas y delgadas que le valieron el apelativo en sus tiempos juveniles en el Alondras. "¡Corre, Canillas, corre!", le animaban los aficionados cuando tenía la pelota en los pies. Complexión atlética que perfilaba con sus entrenamientos en la rudimentaria barra fija o las paralelas en el lugar de Ramil que algunos aún reconocen como "Patronilas", donde ahora está en Lidl. Aunque ha pasado más de medio siglo desde que Carballo emprendió viaje a Madrid para crecer como gimnasta y entrenador, en Moaña sigue encontrándose en casa, y aquí lo quieren como suyo. Por eso a la iniciativa de Fernando Costas y José Graña se sumaron más de una treintena de amigos para compartir comida y jornada con el campeón. Una experiencia que están dispuestos a repetir en años venideros, porque el tiempo no mina la verdadera amistad.