Cangas prohíbe a los miembros de la corporación municipal que acudan representando al Concello en actos religiosos. Es la consecuencia de una enmienda a una sorprendente propuesta socialista, de su concejal, Alfredo Iglesias, para impulsar la laicidad. Claro que el edil del PSOE no quería llegar tan lejos de un solo paso, pero fue el riesgo que corrió al presentar la moción en un pleno donde la mayoría la conforman políticos que acordaron en junta de gobierno no acudir a misas y procesiones que se celebre en Cangas representando al Concello, precisamente con la misma intención que el PSOE, dejar bien claro lo que es un estado laico.

La propuesta socialista era generalista, habla de instar al Gongreso de los Diputados y al Gobierno de España a aprobar una ley que establezca criterios de actuación para las autoridades pública en actos religiosos, también en el ámbito autonómico y local, para evitar la confusión o alianza entre la función pública y la religiosa, la confesionalidad y la discriminación respecto de otras confesiones o grupos agnósticos o ateos. Pretendía que se elaborara un protocolo para la organización de actos "in memoriam" de carácter civil y conservar los símbolos religiosos institucionales de edificios públicos cuando se encuentren en espacios destinados al culto, o cuando formen parte de los elementos estructurales, estéticos o artísticos de la edificación o monumento; el resto, previa catalogación y dictamen, se retiraría.

Pero todo esto quedó diluido con la enmienda de los grupos de gobierno (ACE, BNG y ASpUN). Sin previo aviso en comisión informativa, el gobierno tenía en sus manos la posibilidad de cambiar algo pareciendo que lo hacía uno de los denominados partidos tradicionales, el PSOE. Así que vio el campo despejado y fue a aprovechar la oportunidad que se le brindaba, mientras que el PP se removía en sus sillas, hablaba de atentado contra las libertades de los concejales y de todos los cangueses. Aunque el PP, al final, se abstuvo.

Pero ayer prosiguió el debate, se hizo más intenso en la calle, donde creció el desasosiego y la confusión. El PP considera un atropello la medida y la califica de prohibición en toda regla. No entiende eso de que puedan acudir a título individual o en nombre de su grupo municipal. Su portavoz, Rafael Soliño, afirmaba que era una prohibición que no se daba en un espectáculo de teatro o en una entrega de trofeos, por lo que no entendía que en lo tocante en la iglesia sí se diera. También consideraba que se prohibía también, de alguna forma, a los cangueses, ya que muchas comisiones de fiestas no cursarían la correspondiente invitación ante esta medida, aunque su intención fuera otra. "Este gobierno secuestra las libertades de pensamiento y actos de los cangueses, reprimiendo a aquellos cangueses que no tienen sus mismos pensamientos. Si ellos no quieren ira a estos actos que no vayan", manifestaba ayer Soliño. Rafa Soliño insiste en que los concejales fueron elegidos por el pueblo y representan al Concello, por lo que no entiende que se pueda sacar esta consideración. "Es un acto del estilo del dictador norcoreano Kim Jong-un".

El alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, dejó claro que los concejales podrían acudir a los actos religiosos a título individual o en representación de su grupo municipal, pero no del Concello de Cangas. "Non sei que cruzada queren levantar. A prohibición é respecto a representación do Concello de Cangas en procesión, misas ou actos en sinagogas ou templos de calquera confesión. E que quede claro que non se van a prohibir as procesións". Y es que este rumor también se extendió ayer por el municipio. También mencionó Xosé Manuel Pazos que no tiene ninguna intención de llamar a la Policía Local para sacar a un concejal de una procesión.

Versión contraria

El concejal socialista, Alfredo Iglesias, insistía en que su moción solo tiene la intención de proteger el derecho individual a la libertad religiosa en pleno cumplimiento de los principios constitucionales de igualdad, pluralismo y no confesionalidad de las instituciones públicas. También aseguró que tiene un sincero y absoluto respeto por las creencias religiosas de las personas y por las tradiciones.

Ayer, para nada estaba conforme con lo que el gobierno y el PP piensan que se aprobó en pleno. Afirma que no se prohibió acudir en representación del Concello a los actos religiosos, sino que "o Concello non promoverá a participación de cargos públicos en actos relixiosos, cesando as invitacións desde a Alcaldía e a reserva de espazos para os diferentes representantes municipais en misas, procesións ou outros eventos de calquera confesión". Considera que el gobierno, con su enmienda, pretendió institucionalizar la no asistencia de los representantes públicos municipales a actos religiosos, para justificar lo que ahora hace el tripartito.