Llegó la primavera y con ella el primer episodio de toxina en las rías gallegas. Y como suele ser habitual las bateas de Bueu han sido las primeras en notar sus efectos. El progresivo aumento en la presencia de carga tóxica detectado en las dos últimas semanas se confirmó el lunes con la orden de cierre para los tres polígonos bateeiros situados en aguas buenenses, que agrupan aproximadamente 150 viveros flotantes, y para los tres ubicados en Combarro, denominados Portonovo A, B y C.

El Instituto Tecnolóxico de Control do Medio Mariño (Intecmar) realizó ayer nuevos controles en todas las zonas de producción de la comarca, aunque de momento las analíticas han arrojado resultados favorables. Así, se muestrearon los polígonos Cangas A y Cangas B, en la ría de Aldán; y todos los situados entre la bocana de la ría de Vigo y el puente de Rande. Las analíticas se repitieron en las zonas de Bueu y Combarro cerradas, aunque en este caso tampoco hubo cambios en positivo. La experiencia de otros años indica que el cierre se podría prolongar hasta mediados del verano, cuando se suele registrar una breve tregua. Aún así, hay que recordar que uno de los polígonos de Bueu -el Bueu A2- permaneció cerrado desde el 19 de marzo de 2015 hasta el 8 de enero de este año, sin poder siquiera abrir durante la campaña navideña.