El bacalao skrei, que significa nómada, realiza anualmente una migración de miles de kilómetros desde las frías aguas del mar de Barents, en Noruega, hacia las islas Lofoten, por encima del círculo polar ártico, a las que se dirige para desovar. En dichas islas se realiza la captura en los meses más fríos del año de una especie muy apreciada en la gastronomía, precisamente por la grasa que acumula para afrontar semejante viaje. Es improbable que el ejemplar que apareció ayer en las redes del pesquero "Diego", propiedad de Jose y Esteban Sotelo, cuando faenaba en Punta Couso sea skrei, pero también lo es que un bacalao, sea de la especie que sea, recale en aguas tan cálidas.
"Estes días non están nada cálidas, as sondan marcan arredor de dez grados", indica Juan Manuel Gregorio, patrón mayor de la cofradía San Cibrán, que se encargó de dejar testimonio gráfico del exótico pez y su captor. Las referencias más cercanas que se conocen en la comarca morracense remiten a sendas capturas realizadas por dos barcos de Bueu -el "Caneliñas" y el "Nueva Veracruz"- en el interior de la Ría de Pontevedra en febrero de 2009. Sobre los motivos de estas apariciones de especies fuera de su hábitat natural hay varias opiniones. Algunos marineros hablan de ejemplares "despistados" o arrastrados por corrientes marinas, y otros optan por atribuirlo al "cambio climático" que suma ejemplos a diario.
De esa opinión es el dueño del restaurante Fogar de Santiso, en Teo, cliente habitual de la cofradía de Aldán y que ayer recibió el bacalao capturado en la ría de Aldán para servirlo entre sus manjares. Un plato fuera de carta, pues las especies árticas solo surcan muy de vez en cuando los mares morracenses.