El grupo municipal del PP de Cangas, liderado por José Enrique Sotelo, entró ayer durante la mañana en el salón de sesiones de la corporación y se dispuso a colocar el retrato del Rey Felipe VI en su sitio, igual que las banderas. El retrato del Rey había sido descolgado de la pared y situado boca abajo en la repisa de la ventana sita detrás de los asientos que presiden el salón, mientras la bandera española estaba situada en un rincón, alejada de la gallega y la de Cangas.

Los concejales del PP aprovecharon la mañana del sábado, en la que no acostumbra -excepto bodas- aparecer mucha gente por el consistorio para emprender esta cruzada de reposición de la legalidad vigente. Para nada lo hicieron con nocturnidad, pero sí de forma premeditada, después, dicen, de haber advertido, en varias ocasiones, al alcalde Xosé Manuel Pazos (ACE) de la situación en la que se encontraban la bandera de España y el retrato del Rey.

El máximo responsable del PP cangués aprovechó también la mañana para presentar un ruego al alcalde en el que señala que "é coñecida animadversión de parte da corporación como a Bandeira de España a foto de El Rei, símbolos que por lei deben figurar nun lugar relevante do salón de plenos. No caso de Cangas, a pesar das reiteradas queixas efectuadas por este grupo municipal ata a data de hoxe non se estaba cumprindo o Reglamento Orgánico de Funcionamento das Corporacións Locais nin coa Constitución, tal e como establecen distintas sentencias do Tribunal Supremo dictadas ao efecto". Sotelo pide oficialmente al alcalde de Cangas que haga cumplir la ley vigente relacionada con los símbolos del Estado.

El salón de plenos siempre se encuentra abierto, incluso los sábados, donde se acostumbran a celebrar bodas civiles. No existe pues una entrada irregular en este salón que acostumbra a acoger numerosos actos, incluso últimamente de partidos políticos. El sábado, además, es un día en el que el Concello de Cangas está abierto al público, porque es hábil en materia de registro de escritos. El PP actuó de forma silenciosa para reponer la legalidad, con el fin de que su decisión no supusiera un enfrentamiento. Pero ya advierte Sotelo que habían advertido al regidor local de la situación ilegal en la que se encontraban el retrato del Rey Felipe VI y la bandera española.