Los presuntos ecos del hundimiento del "Prestige" siguen presentes más de trece años después de su hundimiento. Y no solo por el interminable y enrevesado proceso judicial. La playa buenense de Mourisca apareció ayer sembrada de grandes restos de chapapote, un material que desde el Concello de Bueu están convencidos que procede de la carga del petrolero. Esta tesis podría estar avalada por el enorme tamaño de los restos, que a priori no parecen de un sentinazo.

En esta ocasión no se trata de "galletas" o manchas de fuel, sino de bloques en toda regla y se contabilizaron casi una veintena. Algunos son del tamaño de un ladrillo o incluso un bloque de construcción. Pero otros superan los 30 centímetros de espesor y podrían llegar hasta un metro de longitud. A primera vista se podrían incluso confundir con algunas de las rocas que suele haber en las playas. "Creemos que son restos que se solidificaron de la carga del Prestige y ahora llegan a la costa llevados por las corrientes y las mareas", argumenta el alcalde buenense, Félix Juncal. El regidor recuerda que las mareas de los últimos días han sido "muy vivas y potentes".

La voz de alerta la dio un vecino que ayer por la mañana acudió a pasear por este arenal de la parroquia de Beluso y avisó al Concello de Bueu. Desde el consistorio se pusieron en contacto con el 112 y hasta Mourisca se desplazaron agentes de la Policía Nacional y de la Policía Autonómica, además de la Policía Local. "No son los típicos restos como los que aparecieron en otras ocasiones en otros lugares. Algunos son de un tamaño considerable y podrían pesar más de 30 kilos", apunta el regidor, que por la tarde se desplazó a la zona.

Con independencia de su procedencia ahora se abre otra pequeña batalla: quién se hace cargo de este material disperso por la playa de Mourisca. El ayuntamiento comunicó durante la mañana de ayer la situación a la Consellería de Medio Ambiente, puesto que entienden que la administración que se debe hacer cargo de los restos. "Vamos a esperar hasta hoy por la mañana a ver cuál es su respuesta", avanzan desde el gobierno local. En caso de que la Xunta no se haga cargo hoy mismo de la retirada será el Concello quien lo haga, aunque a continuación acopiará los bloques de chapapote en las inmediaciones para que después Medio Ambiente se asuma su tratamiento.

Maniobra complicada

En todo caso la retirada no será sencilla, tal como reconoce el edil de Servizos, Fidel Castro. "Mourisca tiene una arena muy fina, en la que ni siquiera podemos acceder con la máquina limpiaplayas porque se entierra. Tiene que ser un vehículo con cadenas", explica.

Los bloques de chapapote se concentran en el costado occidental de la playa buenense, en la parte más cercana al acceso y a la antigua fábrica de salazón. Hace ahora dos años, a finales de febrero de 2014, aparecieron en la playa de Area de Bon otros restos de chapapote. En aquella ocasión sí eran pequeñas "galletas" que la Consellería do Mar atribuyó a un sentinazo.