Falta de implicación de algunos particulares y de la Administración, envejecimiento del censo de comuneros, desidia a la hora de asistir a las asambleas, pérdida de superficie forestal en favor de la construcción y ampliación del Corredor do Morrazo... Son algunos factores que minan la Comunidade de Montes de Coiro, cuya junta rectora quiere relanzar animando a los vecinos a asociarse e implicarse en sus actividades, a transmitir esa devoción a las nuevas generaciones y a ampliar el terreno comunal aceptando donaciones de parcelas y/o comprándolas a particulares a los que se pagará a un euro el metro.

Así se acordó ayer en la asamblea celebrada en la Escola Vella da Retirosa con asistencia de medio centenar de comuneros. Una minoría del censo, que también se ha decidido depurar porque muchos de los inscritos se desentienden de sus actividades y ni siquiera acuden a las reuniones. Por ejemplo, 40 núcleos familiares que llevan más de ocho años sin comparecer y que han sido borrados de la lista, aunque recuperarán su condición de comuneros si lo solicitan, tal como se acordó de forma unánime. Otros que también acumulan varios años de ausencias seguirán el mismo camino si no cambian de proceder, porque seguir en el censo sin acudir a las citas pervierte el cálculo del quorum y de establecer mayorías cualificadas para tomar decisiones, según explicaron el presidente y el secretario del colectivo, Jesús Gestido y Manolo Soaxe.

La oferta de compra de parcelas colindantes con monte comunal es apoyada por la inmensa mayoría, aunque algunos vecinos difieren sobre el precio de compra que se ofrece, que consideran muy bajo. La directiva sostiene que la operación no tiene fines lucrativos, sino de ampliar el patrimonio comunal, y que ese es el valor de mercado, incluso superior, pues afirman que se está comprando monte en Coiro entre 60 y 80 céntimos por metro cuadrado. "Hai compras recentes a mil pesetas (seis euros) a vara", recordaron. En esta zona la vara es la unidad de superficie más utilizada y equivale a 7,34 metros cuadrados. La dificultad para localizar, identificar y delimitar parcelas entre la masa forestal, la desidia o desinterés de algunos herederos o la simple renuncia al concluir que su explotación no es rentable han arrastrado los precios a la baja, aunque también hay vecinos empeñados en recuperar el monte y ponerlo en valor en concordancia con nuevos usos sociales que sean respetuosos con el medio.

En la asamblea de ayer se recalcó, asimismo, el régimen jurídico del monte comunal y la obligación de contar con el permiso de sus titulares para realizar actividades que lo degradan, particularmente la extracción masiva de setas y otros recursos o la práctica de deportes considerados de riesgo, como mountain bike o motocross. Los comuneros alertan del peligro para otros usuarios de esas prácticas sin planificación previa o saltándose las mínimas normas de seguridad -varios vecinos denunciaron un campo de salto para bicis y motos sobre un camino forestal con varios metros de profundidad, en el que ya se han registrado heridos- y de la responsabilidad que asumen los dueños del monte si ocurre algún accidente dentro de sus lindes, como ya ha sucedido en otras comunidades. "O monte é libre para disfrutar, pero non para facer cada un o que lle dea a gaña", advierten sus titulares.

Otro de los asuntos a debate en la asamblea de ayer fue la obligación de realizar un deslinde preciso del monte a través de geolocalización (GPS), lo que implicará también a los propietarios colindantes en varias zonas. La Comunidade de Montes de Coiro no tiene su superficie agrupada, sino repartida entre varios puntos de la parroquia.