Cada tripulante tiene su propia historia. Como la del marinero a cuya esposa le acaban de diagnosticar un cáncer en mitad de este largo paro. O como la de los jóvenes padres de familia que ven como las prestaciones del paro se agotan, después de que los armadores se viesen obligados a tramitar un expediente de regulación de empleo temporal (ERE), y se quedan sin ingresos. Éste es el caso de José Manuel Otero y Yago Piñeiro, dos tripulantes del barco cangués "Punta Subrido". "Isto lévase moi mal. Levamos así máis de dous meses e o paro acábase, co cal non hai ingresos na casa", cuenta José Manuel. "Quedamos sen ingresos, pero o banco segue petando a porta o día 1 de cada mes para cobrar a hipoteca, os recibos da luz, auga...", añade a su vez Yago.

Otro de sus compañeros, Óscar Bermúdez, achaca el problema a los criterios establecidos para repartir los topes de capturas, que benefician a un pequeño grupo de buques de gran tamaño. "O problema é político, eles nos meteron neste lío. Isto é como ter un comedor con 150 prazas e só lle das de comer a 30 persoas, mentras as outras 120 se quedan mirando para o aire", ejemplificaba ayer.

Todos reconocen que la actual situación es límite y que nunca se habían encontrado ante un amarre tan prolongado. "Son tres meses e iso é moito tempo", sentencian.