En la ya tradicional travesía a nado de A Pinela-Vilariño (cumplió su séptima edición) se mojaron tanto los espectadores como los participantes. Justo cuando la organización estaba a punto de dar la la salida cayó una tromba de agua que hizo temer por el desarrollo de esta popular prueba. Pero ni la intensa lluvia ni el veloz viento frenaron a los participantes en esta travesía en la que en esta ocasión se reivindicaba la construcción del Centro de Saúde O Hío-Aldán, demanda que los políticos autonómicos siguen sin atender.

El la tromba de agua que caía hizo que la prueba fuese de las más rápidas. Los nadadores cambiaron el agua dulce por la salada en un abrir y cerrar de ojos y recorrieron los 200 metros que separan la playa de Vilariño, en O Hïo, con las rocas de A Pinela. Y mientras la intensa lluvia mojaba a los también intrépidos espectadores, el fuerte viento destrozaba paraguas. La borrasca impidió que por segundo año consecutivo los gaiteiros acompañaran, subidos a una barca, a los participantes. Así que esta vez la única música que acompañó a los nadadores fue la del viento. La Asociación de Vecinos de O Hío "Pedra Amarrada" ya advertía en su programación de que había que estar en buen estado físico y mental para echarse al mar, aunque lo cierto es que en esta ocasión, según comentaron los participantes, el agua estaba menos fría que en otras ocasiones. Recuerdan que en la prueba del añopasado, con un tiempo más frío, pero con sol, la temperatura del agua era menor a la de ayer.

La participación fue a la baja en esta edición. Si el año pasado acudieron cerca de un centenar de valientes a la travesía de A Pinela, este año la organización calcula que entre 60 y 70 personas se lanzaron al agua, la mayoría sin esos trajes de neopreno que ayudar a hacer más soportable la travesía. Para finalizar, tazas de caldo, oreja y costilla de cerdo. Más colesterol para empezar el año.