La reyerta en el mercadillo del viernes en Cangas entre los clanes gitanos de los morones y los zamoranos, agravada por las posteriores advertencias públicas de que "habrá muertes", ha despertado una honda preocupación entre los colectivos de vendedores ambulantes, las fuerzas de seguridad y los concellos implicados, que están convocando reuniones con todas las partes para intentar reconducir el conflicto y devolver la tranquilidad a los mercados. El alcalde de Cangas ha citado para mañana a los responsables de la Policía Local y la Guardia Civil, a los que felicita por la labor de contención realizada el viernes y les pide una "diagnosis" actualizada de la situación que sirva para decidir si permite instalar los puestos el próximo viernes o lo prohibe por motivos de seguridad. Xosé Manuel Pazos tomará la decisión tras reunirse también, por separado, con miembros de todos los colectivos de ambulantes, y lo mismo harán los alcaldes o concejales de otros municipios afectados directamente por el conflicto, como Porriño o A Guarda. En el municipio guardés, tal como estaba previsto, ayer se suspendió el mercadillo a pesar de que algunos vendedores acudieron con esa intención.

A pesar de la gravedad de los hechos sucedidos el viernes en Cangas, que se saldaron con al menos media docena de heridos, ningún afectado ha presentado denuncia ni se han producido detenciones o imputaciones, según confirman fuentes de la investigación, aunque la Guardia Civil ha abierto diligencias de oficio y la identificación y toma de declaración a los implicados podrían comenzar a corto plazo. Algunos de los heridos se dejaron ver ayer por Tui, con signos evidentes de haber sufrido golpes, aunque eludieron e todo momento hablar de lo sucedido.

El regidor cangués cree que hay motivos sobrados "para que actúe a Fiscalía de forma contundente". Pazos considera que las declaraciones públicas de Sinaí Giménez, líder de los morones que avisa de que pueden producirse muertes por venganza, son "demenciales" y pueden constituir "un chamamento ao delito". Advierte que no va a tolerar que los "enemigos da convivencia" obliguen a blindar el mercadillo de forma permanente y anuncia que promoverá un encuentro con regidores de los demás municipios implicados para actuar de forma coordinada, pues intuyen que el conflicto "pode ir para largo".

La preocupación por las consecuencias del conflicto también es patente entre las fuerzas y cuerpos de seguridad, obligados a extremar la vigilancia para prevenir altercados y medidas como el destierro al que fueron condenados los zamoranos hace ahora un año, que se dio por concluido tras un acuerdo firmado entre los seguidores de Sinaí Giménez y cuatro pastores evangélicos zamoranos, auspiciado por la Fiscalía.

Sin embargo, el conflicto subyace y miembros del clan de los zamoranos llevarían un tiempo recogiendo firmas -hasta 300- para denunciar que los morones incumplen el acuerdo y retoman sus presiones para mantener el control de los puestos ambulantes. Algunos de los amenazados ya estarían preparando un nuevo éxodo como el sufrido en estas mismas fechas del año pasado, según apuntan fuentes próximas al caso.

Mientras, los colectivos de vendedores que no están implicados en el conflicto, mayoritariamente payos, lamentan sufrir sus consecuencias, como la suspensión del mercadillo del pasado viernes en Cangas y la posibilidad de que se mantenga la prohibición en próximas convocatorias. Rechazan que se les impida instalar sus puestos por los perjuicios económicos que les supone. Una consecuencia que reconoce el alcalde, quien garantiza que no consentirá que esta situación se perpetúe.