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La policía de Moaña salva a un "chotacabras"

Se trata de un ave con la leyenda que chupa la leche de las cabras

El chotacabras en la mano de uno de los agentes de la Policía moañesa.

Hace ya varios años, un ganadero de Lalín denunció en la Guardia Civil que algún extraño animal estaba matando sus ovejas. Los animales aparecían muertos con un orificio en el cráneo y empezó a cundir cierto pánico en esta parte de la Galicia profunda, por si realmente se trataba del famoso "chupacabras" que la creencia popular dibujaba como un murciélago muy carnívoro con el que incluso, antiguamente, se atemorizaba a los niños.

La Policía Local de Moaña ha tenido alojado durante unas horas en sus dependencias a un ejemplar, no de "chupacabras", pero sí de "chotacabras", que apareció en la vivienda de una vecina en Meira, y alertó los agentes porque no se trataba de un pájaro normal.

La recogida del animal se realizó el pasado día 7, pero no se conoció hasta ayer. La Policía comunicó el hallazgo al centro de recuperación de aves de Cotorredondo que se llevó el ejemplar para su cuidado, ya que se trata de una especie protegida.

Lejos de esa leyenda que lo vincula, por su nombre, a un animal que chupa la leche de las ubres de las cabras, el chotacabras es un pájaro pequeño, aunque es cierto que es de hábitos nocturnos, como los murciélagos, y que se alimenta de insectos voladores, como polillas o escarabajos, que caza cuando se pone el sol. Su vuelo es errático, con cernidos espasmódicos y planeos con las alas en forma de "V". Su canto semeja el de un lejano ronroneo de un motor y a menudo genera un sonido producido al chocar las alas, semejante a un chasquido seco. Precisamente el hecho de que vuelen y cacen de noche y estos gritos en la penumbra le han valido ese misterio que le rodea y que se generen historias y leyendas que los relacionan con el mal, como ha sido con el "chupacabras" que existe en la imaginación de los pobladores de centroamérica.

El chotacabras se distribuye por buena parte de Europa, Asia Central y una franja de África. En España se cree que pueden haber entre 80.000 y 110.000 parejas, aunque la cifra ha ido en descenso. Es frecuente en la mitad norte y regiones montañosas del sur. Se trata de un ave migradora cuyas poblaciones europeas invernan en latitudes tropicales de África. Entre los meses de septiembre y octubre ocurre la migración posnupcial.

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