Satisfecho, pero también preocupado ante la encrucijada que se le presenta. Así se muestra el director del Festival Internacional de Cortometrajes de Bueu, Manuel Pena, tras una edición que ha reeditado el éxito de público de años anteriores y en las que se han batido todos los registros de cintas recibidas. Pena asume que llega el momento de dar el salto a una mayor profesionalización, algo que solo puede hacerse a través de un incremento presupuestario.
- ¿Qué valoración realiza de esta edición del certamen?
- Muy positiva. El público sigue acudiendo a la sala, llenando de nuevo las dos sesiones e incluso la gala de clausura, y eso es lo más gratificante de la semana. No solía pasar en la gala de clausura, porque la gente asocia las galas a algo aburrido, pero aquí lo han pasado bien y de hecho había 50 personas de pie o sentados por las gradas porque no había butacas libres.
- Ha sido la edición récord en número de trabajos presentados, unos 2.000. ¿Ha habido una correspondencia con la calidad?
- Sí, no sé si es la mejor edición o no en cuanto a calidad, pero sí ha sido de las mejores. Más películas supone mayor calidad, aunque no sea de forma proporcional porque las buenas suelen tener ya una gran distribución internacional.
- El mayor peso de la filmografía alemana se notó en la sección oficial y en los premios.
- Nos sorprendió mucho que llegasen tantos cortos de ese país y desconocemos la razón. Es cierto que cerca de 90 las envió la Agencia Alemana de Cortometrajes. El salto que han dado Alemania y Reino Unido en número de cortos ha sido espectacular.
- Lo que sí se ha echado de menos han sido comedias. El cartel estaba dominado por los dramas.
- Es algo que era vox populi. Pero es una cuestión de calidad. A la hora de seleccionar nosotros atendemos a la calidad de la película y nos da igual el género y el país. Si un año las mejores son 20 comedias o 20 del mismo país las cogemos. Pero es más difícil hacer comedias y los directores optan más por hacer dramas.
- Al final ganó una de las pocas comedias del certamen.
- Sí, y quizás ha sido el año en el que el público estuvo más cerca del criterio del jurado. "Nashorn im Galopp" (Rinoceronte al galope) fue la cuarta más valorada por los espectadores.
- ¿Y cuáles son los objetivos, los nuevos retos que ahora se marcan en el horizonte?
- El objetivo es encaminarnos hacia una profesionalización del festival, que el porcentaje de voluntariado vaya disminuyendo. No podemos seguir haciendo el festival solo con voluntarios y con la ayuda de la familia. Y eso pasa por incrementar el presupuesto. [este año fue de 18.000 euros] Hay que elaborar un plan de financiación para tratar de conseguir más ayudas públicas. Hay que buscar la colaboración de la Xunta, a través de Agadic, y de la Diputación, y seguir trabajando para lograr algún patrocinador privado. El festival crece y está llegando a un punto en que con los mismos medios que contamos es inviable hacerlo.
- ¿Habrá cambios en la programación?
- La idea es mantenerla tal y como está y mantener la línea que empezamos este año con actividades paralelas como la conferencia, la proyección en Cangas o la actuación de la Banda de Música. Pero esto siempre será al ritmo que marque el presupuesto. El primer paso es que se haga profesional.
- ¿Se valora ampliar el número de pases diarios?
- Ésa es mi gran duda, si hacer una tercera proyección. Pero es importante conocer primero el presupuesto. Lo que es inviable es que el festival crezca sin que lo haga su presupuesto.
