Pasaban las siete y media de la tarde y el sol hacía subir los termómetros a 30 grados en el nuevo local de Cáritas en Cangas, en donde alrededor de un centenar de personas esperaba por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, para su inauguración. Olía a comida, había mesas con merienda, y numerosas mujeres, con la colaboración también de algunos hombres, se apresuraban para que todo estuviera a punto. Después de ver el antiguo local de la calle Enseñanza, el arzobispo de Santiago llegaba a las nuevas instalaciones en la avenida de Vigo. Lo hacía acompañado por el párroco de Cangas, Severo Lobato, y la nueva presidenta de Cáritas, Final Rial. Julián Barrio no pudo más que mostrar su satisfacción por la nueva sede, si bien insistió, tras la bendición del local, y en un discurso ante los congregados, que "se cambia de continente, pero no de contenido" y dijo que Cáritas no podía ser una ONG más y además de ofrecer lo que materialmente necesitan otros, "había que ofrecer lo que espiritualmente también pueden necesitar".

Monseñor Barrio agradeció la "disponibilidad y la generosidad" de las personas que atienden Cáritas, que dedican su tiempo a los demás. La agrupación canguesa atiende a 54 familias y otras 173 personas. En el mismo sentido se pronunció el párroco de Cangas.

El director de Cáritas Diocesana de Santiago, José Anuncio Mouriño, que acudió al acto, aseguró que las 285 agrupaciones parroquiales de Cáritas en la Diócesis estaban atendiendo a 70.000 personas, que contaban con más de 2.000 voluntarios y que estaban trabajando en la puesta en marcha de una empresa de insercción laboral para los excedentes del sector textil que iba a generar unos 10 empleos. Se trata de un proyecto para mejorar la ropa que llega a las agrupaciones y que para su puesta en funcionamiento ya tenían elegida una nave en Santiago.

El alcalde en funciones de Cangas, José Enrique Sotelo, acudió también al acto en compañía de algunos de sus concejales. También acudió el presidente de la Coordinadora de Semana Santa de Cangas, Manuel Gil, que tenía intención de llevar al arzobispo a ver la excolegiata para enseñarle el deterioro de su fachada y la necesidad de obras.

Respecto a las obras en la Catedral de Santiago, monseñor Barrio recordó que habían recibido 17 millones de euros del Estado y que esperaban poder concluir la reparación de las torres para el Xacobeo de 2021, aunque se han encontrado con más dificultades de las previstas al principio, por lo que se podría retrasar la restauración.