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La Guardia Civil investiga el robo de cerca de 300 kilos de ostras a un bateeiro de Domaio

Era la primera vez que cultivaba este molusco, en una batea cercana al puente de Rande -Su venta está prohibida por la toxina, y teme que llegue a un consumidor

El polígono en el que cultivaba las ostras. // Gonzalo Núñez

El furtivismo volvió a afectar esta semana, con fuerza, al sector relacionado con el mar en la comarca. Concretamente fue un bateeiro de la parroquia moañesa de Domaio el que pagó las consecuencias. Y es que le robaron entre 250 y 300 kilos de ostras que cultivaba en una batea desde finales de 2014. La batea se ubica en el polígono Redondela A, entre el muelle de Domaio y el estrecho de Rande. Asegura que presentó la correspondiente denuncia en la Guardia Civil, sobre todo, por si algún consumidor sufre una intoxicación. Y es que todos los polígonos de bateas de la ría de Vigo están cerrados por el efecto de la toxina. El Redondela A, concretamente, es un sector cerrado desde el 6 de abril.

El afectado, Jaime Cortegoso, explica que era la primera vez que cultivaba ostra. Su producción disminuyó hasta ser prácticamente testimonial en esta zona de la ría "porque entra moita auga salgada e ten unha mortandade alta". Aún así, a finales del pasado año decidió tratar de sacar adelante un buen número de ostras para ver si conseguía que este negocio fuese rentable. "Ao principio morreron algunhas, pero os kilos que me levaron son precisamente os de ostra grande, a que xa tiña un tamaño para vender", apunta.

Señala que todavía cuenta con otros 200 kilos de productos en las bateas, pero que se trata de ejemplares demasiado pequeños y cuya supervivencia no está garantizada.

Indica que existe mucho riesgo en el cultivo de ostras, también con los furtivos "pois é doado que rompan as cordas das xaulas e leven o producto", lamenta, "a única solución sería estar vixiando todo o día os criaderos", concluye.

Coste

Este vecino no cuantifica en dinero la cantidad de marisco que le robaron "porque, ao estar o mercado pechado, non sei a canto se venderían". De todas formas espera que no acaben llegando al consumidor final con toxina y recuerda que puede ser considerado un delito contra la salud pública. "O peor non foron xa os cartos, senón o traballo perdido coas ostras", recalca.

El robo le cogió por sorpresa a comienzos de esta semana, cuando llegó al polígono de bateas, pues no había acudido en varios días al no poder trabajar por la toxina.

Los episodios de furtivismo habían disminuido mucho en el litoral moañés en los últimos años, gracias en parte al constante trabajo de vigilancia que realiza la Cofradía.

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