La salazón de Mourisca ofrece un aspecto radicalmente distinto del que presentaba hace unos meses. Los trabajos para poner en valor este espacio emblemático en la costa de Beluso han llegado al final de la primera fase y el cambio es más que evidente. Los propietarios del inmueble y la empresa constructora dieron prioridad a la recuperación de las instalaciones de la salazón propiamente dicha antes de comenzar con la rehabilitación de la pequeña vivienda anexa.

Esta salazón data de mediados del siglo XIX y se mantuvo operativa hasta aproximadamente el año 1940, cuando sus propietarios eran los Massó. Los actuales dueños son dos arquitectos residentes en Madrid y que forman la Sociedad Fresalima. La primera fase de las obras se acometió aprovechando los meses de verano e incluyó la reparación de la cubierta, la limpieza de los muros perimetrales de la salazón y la recuperación de los pilos y los "machos".

La de Mourisca es una de las treinta salazones que llegó a haber en la costa de Bueu durante la época de esplendor de esta industria y es prácticamente la única, junto la de A Roiba, que se mantiene en pie. La zona de trabajo estaba formada por una doble hilera de once pilos cada una, que era donde se depositaba el pescado en salmuera y se prensaba con la ayuda de los "machos" o prensas. Los trabajos de recuperación, que ejecutó la empresa buenense Construccións Antón, incluyeron la limpieza de esos depósitos, que estaban tapiados con tierra y con residuos.

Esas labores proporcionaron incluso algunas sorpresas. Las primeras estimaciones apuntaban que esos pilos podían tener una profundidad de 1,5 metros. Pero a la hora de la verdad se encontraron que se adentraban en el suelo casi dos metros (más 1,80 de largo y 1,80 de ancho), lo que permite intuir que esta fábrica contaba con una importante producción. En esta primera fase también se acometió la limpieza y arreglo del pavimento interior de piedra, que estaba deteriorado.

Uno de los puntos que aún queda pendiente es el proyecto museístico que acompaña a la recuperación de esta joya del patrimonio industrial de Bueu y de Galicia. Esta parte se abordará una vez que concluyan todos los trabajos de recuperación y restauración del inmueble. Una de las posibilidades que se manejan es la de colocar paneles interpretativos en el interior del inmueble, aunque el propio edificio en sí mismo ya es una exposición, tal como reconocían los propietarios de la salazón de Mourisca.