La primera reacción fue de extrañeza y de absoluta sorpresa. "¿Pero qué pez es este?", se preguntaban hace algunos días marineros del cerco de Bueu al subir a bordo las capturas y encontrarse con una especie que no habían visto antes. En un primer momento creyeron que tenían delante el conocido como pez limón o servia. Pero los biólogos confirmaron que se trataba de una especie de palometa, la palometa blanca, y que vive habitualmente en aguas más calidas. No fue la única sorpresa porque otros barcos que faenaban en el interior de la ría se encontraron en los aparejos con tintoreras, una especie perteneciente a los tiburones, también conocida como tiburón azul o quenlla. "Lo más probable es que esto sea una consecuencia de la temperatura tan alta que tienen las aguas", apuntan desde la Cofradía de Bueu.

La presencia de la tintorera o quenlla no es nueva, pero sí muy poco habitual. "Hace 20 años los barcos del cerco se alejaban bastante más de la ría y a veces aparecía alguna en las redes", explican desde el pósito. Los biólogos han recomendado a los marineros que devuelvan los ejemplares al mar porque no tienen autorización para su captura, pero que anoten su localización para comunicarlo a los técnicos de la Unidade Técnica de Pesca de Baixura (UTPB). Esos datos han sido sorprendentes. "No estamos hablando del entorno de Ons, sino del interior de la ría y casi al lado de la costa. Aparecen cuando están realizando el último lance antes de venir para puerto", explican.

Los ejemplares detectados hasta la fecha no son individuos adultos, sino crías en proceso de formación. Esta especie pelágica, cuyo nombre científico es prionace glauca, puede soportar temperaturas superiores a los 20 grados, aunque habitualmente vive en aguas más frías. Aún así no es habitual ver a este escualo tan cerca de la costa y una de las hipótesis que se baraja es que vaya detrás de otras especies que constituyen su alimento.

Una de ellas podría ser la palometa blanca (trachinotus ovatus), un pescado que para la mayoría de la flota del cerco de Bueu resultaba desconocido. Vive por todo el Mediterráneo y también en el Atlántico oriental, pero mucho más lejos de la costa. La cofradía también ha etiquetado y guardado algunos ejemplares para la UTPB. La sorpresa no ha sido sólo para los pescadores, sino también para los comerciantes de la plaza de abastos. Los vendedores se llevaron alguna caja para vender, pero con escaso o nulo éxito. "La gente de aquí no conoce este pescado y lo ven con cierta desconfianza", concluyen.