Más que en los embargos, que también, la crisis financiera queda retratada, en los datos que el Registro de la Propiedad de Cangas traslada al Estado, en el descenso del número de hipotecas. Así, mientras en el 2011 las hipotecas constituidas eran 1.027, la mitad que en 2010, en este ejercicio que acaba de terminar el número se sitúa en 567. Los datos no pueden ser más esclarecedores: el número de morracenses que decidió suscribir una hipoteca descendió de nuevo a la mitad. El importe de las mismas también es escandalosamente diferente. Si en 2011 la cantidad de dinero por el que se hipotecaban los habitantes de O Morrazo era de 85.652.263,76 euros, el pasado año fue de tan solo 42.705.484,84 euros. Lejos están aquellas cifras el año 2009, cuando el importe del dinero solicitado a los bancos para hipotecar una vivienda ascendía a 164.360 euros o cuando en 2008, bajo un poco el número de hipotecas constituidas, sin embargo el dinero solicitado fue mayor, alcanzando casi los 200 millones de euros.

Los datos de las anotaciones de embargos en el Registro de la Propiedad también ofrecen pistas sobre la situación del país y, concretamente, de la comarca. Si en el año 2008, cuando la crisis se dejó ver, se registraron 158 anotaciones preventivas de embargo y en 2009 fueron de 364, en el año que acabamos de cerrar los embargos alcanzaron los 476, pero aún así fueron bastante menos que en 2011, año que se cerró con 492 embargos anotados. Pero este pequeño descenso no supone una mejoría de la situación, simplemente se debe a que los embargos acarrean un largo proceso burocrático, ya que antes se tienen que dilucidarse en lo juzgados, de ahí que la cifra pueda ser engañosa.

Otro apartado que sirve para medir la crisis económica y la parálisis de la construcción es el apartando de enajenaciones. Son ellas las que marcan la salud del mercado inmobiliario porque a través de ellas se detectan las compras, ventas y donaciones de inmuebles. A lo largo del ejercicio de 2012 se enajenaron 178 fincas rústicas por un importe de 5.348.530,54 euros a través de actos o contratos en los que media precio; mientras que fueron 952 fincas urbanas las enajenadas por este concepto, por un importe de 80.683.849,47 euros. El año 2011 se cerró con 873 fincas urbanas enajenadas por actos o contratos en los que medió precio, por un importe de 69.187.935 euros. Aquí los datos demuestran algo más de movimiento en el mercado, pero nadie se atreve a hablar de brotes verdes. Solo un dato, en el año 2010 se produjeron 1.421 enajenaciones por un importe de 115 millones de euros y en 2009, se alcanzaron las 1.121 por un importe de 89 millones de euros. Se da la circunstancia que este gran movimiento coincide o queda anotado en el Registro de la Propiedad en los años en los que la crisis ya golpeaba con fuerza y el ladrillo se desplomaba.

Por lo que respecta a las hipotecas canceladas, fueron 418 en el año 2012 frente a las 441 con que se cerró el 2011. La estadística pone de relevancia que el número de hipotecas canceladas se acerca cada vez más al de constituidas, algo que en 2007 parecía impensable, cuando las cifras eran otras bien diferentes, con 2.291 constituidas, frente a las 590 canceladas.

Pero aún con todo, los datos no sirven para reflejar la profunda crisis que vive el mundo del ladrillo. Es cierto que bajan a la mitad las hipotecas, pero en los embargos no aparece ese descalabro que tanto se nota en la sociedad real, ajena a la estadística.