Como el ave Fénix, la conservera Lago Paganini ha resurgido de las cenizas en que quedaron convertidas sus instalaciones de Ojea la madrugada del 17 al 18 de diciembre de 2011. Un año después, la totalidad de la plantilla fija ha vuelto al trabajo en su nueva fábrica del Alto da Portela, se siguen contratando operarios eventuales al ritmo de antaño y la facturación anual alcanza los mismos niveles que antes del incendio. Un "milagro" que la dirección de la empresa atribuye a partes iguales a su compromiso con la continuidad de la firma y con el empleo, al esfuerzo de los empleados, a la comprensión de los proveedores y clientes y a la colaboración de la Administración, particularmente del Concello de Cangas, cuyo alcalde se volcó para buscar soluciones al problema, reconocen los afectados. "Todos hemos aportado algo para recuperar lo perdido. Hace un año hubiéramos firmado estar como estamos ahora, sin duda", destaca Manuel Lago, hijo, que hereda de su padre la filosofía de trabajar con discreción, evitando los focos.

El fuego, muy probablemente originado por un cortocircuito, se cebó con la industria en un momento difícil por la coyuntura económica, el alto índice de paro y las restricciones de la Administración para conceder ayudas. La empresa pidió dinero para retomar la actividad en otra nave, entonces en desuso, en A Portela, y la Consellería de Industria se lo prestó, a través de XesGalicia. Al ritmo que se está recuperando la actividad, Lago Paganini podrá devolverlo conforme a los compromisos adquiridos, ya ha cobrado el dinero de la póliza del seguro gracias a un "acuerdo amistoso" y aún tiene pendiente de recibir una ayuda oficial, a fondo perdido. Sobre las instalaciones de A Portela tiene una opción de compra que pretende ejecutar cuando se den todas las condiciones.

"Lo hemos vuelto a poner en marcha en tiempo récord, pero fue un año de trabajo muy duro", repasa Manuel Lago, que hace justo un año contemplaba junto a otros familiares, con los ojos humedecidos, como el fuego devoraba las instalaciones de Ojea al ritmo que avanzaba la madrugada, pero ahora está esperanzado con la idea de "seguir creciendo" dando trabajo a una plantilla de 70 empleados, atendiendo a los clientes "de toda la vida" y ganando mercado con su propia marca, que ahora representa en torno al 15% de su facturación y que espera aumentar a un ritmo del 2% anual.

La facturación indica que la empresa avanza por buen camino, ya que prácticamente repetirá los números del pasado ejercicio. Y eso que los seis primeros meses tuvo que amortiguar la pérdida de su factoría con la producción en otras empresas, reduciendo los márgenes de beneficio. Un descenso que ha paliado con el repunte del último semestre gracias a la fabricación propia en A Portela y a la "entrega de todo el personal, que se ha portado muy bien y da el callo". Aunque la nostalgia de Ojea no se ha diluido, desde A Portela ven el futuro con optimismo.