Es un caso único dentro del siempre convulso panorama del arte contemporáneo. Empezó en el mundo del arte por casualidad. El reto de pintar algo para la habitación de su hijo cuando residía en Barcelona, en la década de los 90, hizo que este natural de Cangas do Morrazo fuera descubierto a pie de calle ni más ni menos que por el propio Antoni Tàpies, uno de los más grandes representantes del informalismo a nivel internacional. Esta tarde, a partir de las 20.30 horas, el Museo Municipal Ramón Aller de Lalín acoge la inauguración de su exposición dedicada al inmortal pintor catalán.

-Es evidente que el arte nacido en Cataluña es su principal referente...

-Claro. Viví en Barcelona unos 13 años y alguien me dijo en su momento que mi pintura es Gaudí trasladado al lienzo. Siempre me llamó la atención del colorido del modernismo catalán y, además, tuve la suerte de vivir pegado al Parque Güell, donde siempre me gustaba estar para contemplarlo. Me quedé prendado de la obra de Gaudí. Él ha sabido plasmar el movimiento de la naturaleza en sus construcciones, y yo muestro edificios bailando, por lo que se puede decir que mi pinturas son algo vivo.

-¿Cómo fue su relación con Antoni Tàpies, al que dedica la exposición de Lalín?

-Nos conocimos de manera fortuita. Me preguntó que si sabe quién era él, y yo le contesté que no tenía idea porque, la verdad, yo no sabía nada de arte cuando empecé. Mantuvimos una relación muy cordial y me dio una serie de consejos muy útiles como el de que mantuviera siempre la pureza y la inocencia en mi obra. Porque a él le gusta decir que encontrar mis cuadros fue como entrar en el mundo de la inocencia, de los secretos primitivos de las formas y el color.

-Debe de ser alucinante que todo un Tàpies lo introduzca a uno en el circuito internacional del arte contemporáneo.

-Gracias a su mediación, varias galerías suizas se interesaron por mi obra. En concreto, mi marchante también es suizo. Trabajo en 18 países y te puedo decir que yo soy el único que lleva dinero a casa y que nos da va para poder vivir a toda mi familia.

-¿Cómo sobrevive a la crisis financiera actual?

-Hombre, te puedo decir que antes vendía el cien por cien de mi obra pero sí creo que soy de los afortunados que todavía venden la mayoría de sus trabajos. Para mi, el concepto de artista es algo similar a lo que era Leonardo durante el Renacimiento. Por eso no entiendo cómo no hay un creativo en cada Concello. Yo me inclino, sobre todo, por la pintura, aunque también hago alguna escultura y hace unos años decidí probar suerte en el mundo de la moda. De ahí, lo que te digo de la vertiente creativa que debe de tener un artista.

-¿Qué le parece a un 'charnego' las aspiraciones separatistas catalanas que tanto están dando que hablar últimamente?

-Tengo dos hijos catalanes y no sé si, al final, acabarán teniendo tres nacionalidades distintas. En España seguimos viviendo de la memoria histórica y hay que pasar página. El 90% de la gente no tiene cultura política y yo siempre me pregunto por qué la gente tiene tantas ansias de meterse en política.

-¿En qué consiste la exposición que muestra en el Museo Municipal de Lalín?

-Son 30 cuadros y, aunque está dedicada a Tàpies, tengo que decir que mi pintura no tiene nada que ver con la suya. Aquí hay viudas, toreros, personajes como Laxeiro o el propio Tàpies e incluso dos iglesias de aquí como las de Dozón y Ansemil. Todo en un estilo que podría calificar como un naif figurativo, muy personal y particular. Tengo la suerte de ser muy bien acogido tanto por los críticos como por el público en general. Así que, espero que la exposición guste en Lalín porque le sigo haciendo caso a los buenos consejos que en su día me dio Antoni Tàpies.