Los amantes de lo exótico tuvieron ayer un día grande en Moaña. Se celebraba una nueva edición del Festival Internacional "O Folclore do Mar" en donde la cultura rusa en toda su extensión estuvo muy presente y demostró que, en muchos aspectos, no existen tantas diferencias como puede parecer entre las danzas tradicionales gallegas y las llegadas desde la Siberia más remota.

Cientos de personas se agolparon ante el palco de la música del centro urbano para comprobar de primera mano cuáles eran las características de la cultura del antiguo pueblo cosaco, o cómo se las gastan en la República de Buriatia, en plena Siberia oriental, a la hora de componer canciones y ejecutar coloridos bailes.

El acto puso fin a la semana cultural organizada por el colectivo Meiramar-Axóuxeres y que llevó por palcos de toda la provincia a grupos de Rusia y de México.

Por el escenario moañés se pasaron, para dar la bienvenida a la noche, los componentes del grupo Azov Cossaks. Con cada tema recreaban el estilo de vida del pueblo cosaco, desde sus costumbres más cotidianas hasta la guerra. Los integrantes de esta formación, que se encuentran en su segunda visita a tierras gallegas, volvieron a comprobar cómo por estos lares la cultura tradicional tiene una mayor acogida que en la Rusia occidental, en donde las costumbres más antiguas hace tiempo que empezaron a dejarse de lado.

También deleitaron al público los componentes del Ballet Altan Boulag, de Siberia oriental. Llegaban con el cartel de su reciente participación en el Festival Internacional de las Culturas, que se celebra en los Pirineos y pasa por ser uno de los eventos más importantes del mundo de estas características. Sus coreografías y música no defraudaron.

En el acto participaron también los anfitriones de Meiramar--Axóuxeres, que permitieron a los rusos conocer una muestra de la cultura de raíz gallega.