La crisis económica también es la culpable de que los perros en Cangas que muerden a las personas acaben en el calabozo de la Policía Local, en lugar de hacerlo en una perrera. La Protectora de Animales de O Morrazo, que dirige Lela Soage, agobiada por la cantidad de dinero que el Concello de Cangas le debe, decidió no recoger más animales procedentes de este municipio, así que no queda otra que meterlos en el calabozo.

Eso fue lo que estuvo a punto de suceder ayer. Un perro había mordido a una niña en la plaza de abastos y la Policía Local no encontraban a su dueña. La conocían porque el animal tenía ese chip prodigioso que lo identifica. Intentaron en repetidas ocasiones ponerse en contacto con ella, pero no respondía a sus llamadas. Así que, de nuevo, se optó por dar la orden a los agentes para que lo trajeran a las dependencias policiales para encerrarlo en el calabozo. No sería la primera vez que un perro estuviera entre rejas. Cuando la orden estaba dada y todo el operativo dispuesto para que el can pasara unas horas a la sombra hasta que apareciera la dueña, una vecina se ofreció a llevarlo a casa, según señala la Policía. Mientras, la niña que fue mordida por el perro era atendida en el Centro de Salud de las heridas, sin que pudiésemos conocer ayer el alcance de las lesiones y si la familia de la menor presentó algún tipo de denuncia.

Son los problemas económicos entre el Concello de Cangas y la Protectora de Animales de O Morrazo los que llevan a la Policía Local a adoptar este tipo de medidas, sobre todo cuando se trata de perros peligrosos, ya que no se puede permitir que anden sueltos por la calle. Los agentes aseguran que deben actuar con rapidez, que su misión es proteger a los ciudadanos y que la solución de calabozo por unas horas es la menos mala.