Reputados investigadores y científicos rindieron ayer un sentido homenaje a la trayectoria profesional del biólogo Santiago Castroviejo, natural de la parroquia moañesa de Tirán y que falleció el 30 de septiembre de 2009. El mundo de la ciencia, representado en los que durante tantos años han sido sus compañeros de profesión, no tuvo más que elogios para describir el trabajo realizado por el investigador de Moaña y que, entre otros logros, le ha llevado a ser considerado como el mayor experto en flora de la Península Ibérica.

El acto académico tuvo lugar el Real Jardín Botánico de Madrid, dependiente del CSIC e institución para la que Castroviejo trabajó durante más de 30 años y dirigió a lo largo de una década. Por el Pabellón Juan Villanueva, cuya reforma dirigió el propio homenajeado, pasaron colegas amigos y familiares del biólogo, entre los que se encontraba su viuda, Carmen Avendaño, y sus hijos.

Cada ponente repasó un aspecto de la vida laboral del vecino de Tirán. El acto arrancó con la conferencia del catedrático de botánica en la School of Biological Sciences University of Reading (Reino Unido), Vernon H. Heywood. Este investigador puso en valor la apertura de Santiago Castroviejo a la ciencia que se hacía en los países más avanzados de Europa ya en la década de los 70, unos años en los que no era frecuente que los científicos españoles tuvieran presencia en la esfera internacional. Heywood también destacó el esfuerzo del botánico por adaptarse a las nuevas tecnologías y su papel para conseguir que el Real Jardín Botánico de Madrid se convirtiese en una de las instituciones del ramo más importantes del mundo.

Salvador Talavera, catedrático de botánica de la Universidad de Sevilla, tomó la palabra para profundizar en la obra magna de la botánica española: Flora Ibérica, que definió como "un empeño personal de Castroviejo, a la que ha dedicado casi 20 años de su vida y que no estará concluida hasta dentro de un lustro". Para el profesor Talavera este proyecto ha sido la mejor escuela para las nuevas generaciones de botánicos españoles.

El acto finalizó con el Premio Nacional de Arquitectura Antonio Fernández Alba. Este discurso estuvo centrado en el impulso otorgado por el homenajeado a la recuperación de los edificios históricos de la institución que lideró. El científico inició su exitosa vida dedicada a la botánica tras acabar su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, en 1972.