Mariano Abalo acudió ayer por la mañana con normalidad al Concello y hoy volverá a hacerlo para matizar, en rueda de prensa, flecos de la situación. Si en el pleno, Pazos fue el encargado de anunciar la marcha, es porque Abalo, según aclara, no quería que ésta se viera personificada en un enfrentamiento entre él y la alcaldesa: "La marcha es por los incumplimientos en los acuerdos de gobierno". De una posible moción de censura con el PP, dice que ambos están en las Antípodas. Ya lo dijo en el pleno. Y sobre la posibilidad de recomponer el gobierno de izquierda, señala que "es el núcleo central, pero no a cualquier precio, sin que la otra parte dé el más mínimo paso".

El tripartito de Cangas era una matrimonio de conveniencia. El BNG y ACE se habían enfrentado duramente ya en la noche de pegada de carteles electorales. Pero sólo con sus tres concejales era posible sacar de la Alcaldía al popular José Enrique Sotelo, que había logrado mantenerse en el cargo con dos mayorías absolutas. ACE ya dejó patente que iba por libre cuando no dudó en votar en contra de la subida del IPC del Impuesto de Bienes Inmuebles que llevó el concejal de Facenda, Xosé Santamaría (BNG) al pleno. La desvinculación de la propuesta de gobierno fue horas antes de la sesión plenaria. Pero el acelerador de esta ruptura anunciada cansinamente, con muchas similitudes con el cuento de Pedro y el lobo, tiene un solo nombre: Massó.

Cuando la empresa Marina Atlántica comenzó las obras del puerto deportivo en O Salgueirón, el concejal de Urbanismo, Mariano Abalo, se desvivió para forzar a la alcaldesa la paralización de las obras. Mientras, la regidora local esgrimía informes en los que se decía que no tenía competencias para paralizar las citadas obras, ya que los trabajos se realizaban en una zona donde sólo tiene competencia la Autoridad Portuaria, Pero Abalo no cejaba en su empeño y remitía escritos continuamente para tratar de cerrar caminos que impidieran el acceso de los camiones a la obra. En mayo, ACE no dudaba en afirmar que el pacto estaba en peligro si BNG y PSOE no rechazaban el puerto deportivo. Por unos meses, se olvidaron todos los proyectos, los planes y las iniciativas y la vida política solo giraba entorno al conflicto Massó y del que ACE se convirtió en estandarte.

El conflicto de Massó se enquistó y puso contra las cuerdas a la alcaldesa de Cangas. Las manifestaciones, las detenciones y los insultos contra la alcaldesa aumentaban día a día. Clara Millán nunca dudó de que ACE estaba detrás de todo este movimiento de pintadas y amenazas. La alcaldesa fue literalmente secuestrada en el Concello y semanas más tarde, los disturbios en un pleno. Ambas acciones fueron puntos de inflexión. El día 29 de septiembre, Clara Millán cambia de estrategia. Decide olvidar su pasividad y actúa rápidamente y de forma enérgica. Dicta una resolución por la que se hace cargo de Urbanismo y despoja de estas riendas a Abalo. La conflictividad continuaba y el BNG pidió oficialmente a ACE el fin de la violencia para normalizar un pacto. El grupo de Abalo contestó levantándose de la mesa de coordinación del gobierno. Días antes, el partido que lidera Abalo había acordado en asamblea retirar su confianza en Clara Millán, dar por roto el pacto y la disciplina de voto. Fue ya el 10 de octubre de 2009. A partir de ahí, ACE se limitó a esperar a inaugurar sus obras del Plan E para volver a tensionar la vida política de Cangas con el anuncio de una nueva moción sobre Massó, que era sólo una excusa para rodearse de público para anunciar su abandono del gobierno. El BNG acusó a Abalo de pactar un acuerdo de recalificación de terrenos con la promotora a la que se le van a comprar los terrenos para el nuevo centro de salud de Aldán-O Hïo. ACE la invitó a que acudiese a la Fiscalía. El último asalto lo protagonizó ACE en colaboración con el PSOE, al abandonar el pleno tras aprobar el crédito de 1,4 millones de euros para hacer frente a las nóminas.