Camilo Camaño sabe ejercer como nadie de maestro de ceremonias y de anfitrión no tiene precio. Recita el conjuro de la queimada como pocos y saben mantener ese halo de misterio necesario para mantener el interés de la gente. Todos esos méritos los demostró ayer en la primera jornada de puertas abiertas de A Mangallona con motivo de su veinte cumpleaños. Camaño es un Dalí gallego, que mezcla el misterio de lo pagano con la iconoclástica católica. A Mangallona no renuncia a su condición de casa encantada por mucho crucifijo, vírgenes y ángeles que la rodeen.

Tras la visita guiada de la jornada de la mañana que duró una hora y media, tuvo lugar la actuación de la banda de música. Allí estaba medio Coiro y casi toda A Retirosa, además de otros invitados ilustres.

Para quien desconociera el lugar de A Mangallona no era difícil llegar. El sendero lo marcaban los muchos coches que había aparcados al borde de la carretera. La gente fuera marcaba con una x el lugar de esta casa-museo.

Terrible

Nervioso, como si fuera la primera vez, Camilo Camaño se frotaba las manos para disimular sus emociones. En la denominada "capela", espacio anexo a la casa-museo, donde comenzó la jornada de tarde, el anfitrión definió el día como "terriblemente emocionante". La palabra "terrible" está muy en sintonía con la vieja historia de esa casa, donde en las noches de luna llena aparecían extrañas luces que amedrentaban a los vecinos. A Mangallona se ve superada por su obra. Está tupida por el arte y rebosa. Pero es así su naturaleza: salvaje. Por entre las obras crece la maleza y suben las enredaderas que devuelven el arte a la naturaleza. Dentro, Camilo Camaño se encuentra rodeado de su yo, pero también de sus amigos.

A Mangallona congregó a casi todo Cangas y puso de acuerdo a los que se enfentan en los plenos. Allí no se entiende de política, pero tampoco es necesario saber de arte. El único requisito que establece la propia casa y su dueño es dejarse llevar por el espíritu que la embruja, que es amigo de los amigos y pendenciero con los que acuden con exortizar.

La jornada de ayer fue maratoniana parael artista Camilo Camaño y los suyos. Su corazón galopaba.