La parroquia de Tirán despidió ayer a uno de sus vecinos más ilustres. El biólogo y profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Santiago Castroviejo. La respuesta era la esperada, pues desde que el pasado día 30 de septiembre se tuvo conocimiento de la muerte del científico no se habla de otra cosa en el pueblo que le vio nacer.

El sepelio comenzó a las 17.00 horas en la iglesia de esta parroquia moañesa y concluyó con el depósito de sus cenizas en el panteón familiar que los Castroviejo tienen en frente del templo. Allí se dieron cita más de un centenar de vecinos, que abarrotaron el atrio para acompañar a los familiares del reputado científico en la despedida al fallecido. Entre sus allegados se encontraban su madre, María Francisca Bolíbar; su viuda, Carmen Avendaño; sus dos hijos y varios de sus sobrinos y de sus ocho hermanos.

En la misa participaron cuatro sacerdotes, y un organista acompañó el oficio que fue cantado en muchas de sus partes. Los curas encargados de oficiar el entierro recordaron el cariño que siempre mantuvieron los vecinos por Santiago Castroviejo.

Antes de que finalizara la ceremonia subió al altar José María Castroviejo, hermano de Santiago. El embajador de España en Angola se erigió en portavoz de la familia, y dedicó unas palabras a la memoria de su hermano fallecido. José María Castroviejo inició su discurso en gallego para agradecer a los vecinos que asistieran a demostrar su aprecio por el reputado investigador. "O seu traballo como científico levou ao meu irmán a percorrer boa parte do mundo. Pero agora volve para reposar connosco, na terra onde naceu", indicó con semblante serio. El diplomático no tuvo ningún reparo a la hora de definir a Santiago Castroviejo como un "fillo de Tirán".

Cualidades

Después, el hermano hizo un recorrido por las cualidades del fallecido, destacando que se trataba de un hombre "inmensamente compasivo con las personas de su entorno que tenían algún tipo de necesidad. Yo aprendí de él el valor de la compasión", reconoció. "Era una persona con una generosidad enorme. Tenía un gran sentido de la amistad y siempre acogió a los suyos en su casa, además de tener una gran empatía con la gente que tenía cerca".

José María Castroviejo concluyó su discurso aludiendo a la "vida profundamente cristiana" de su hermano. "Pese a que no era un gran practicante siempre aplicó los principios de un buen cristiano en sus actos, y eso es algo que saben los vecinos que le conocían y le querían", puntualizó el embajador.

Una vez concluida la misa, todos los vecinos se dirigieron al panteón familiar, donde fueron depositadas las cenizas. Fue entonces cuando la meteorología, que había dado casi tres cuarto de hora de tregua, empeoró y empezó a llover levemente, mientras los asistentes se acercaban uno a uno a besar y abrazar a los familiares de Santiago Castroviejo Bolíbar.

Entre los presentes se escuchaban, por todos los lados, recuerdos y anécdotas sobre la infancia del ilustre vecino que dibujaban una pequeña sonrisa en la cara de los familiares cuando se acercaban a darles el pésame y a compartir sus experiencias.