La representación cartográfica más antigua a la que podemos remitirnos respecto a la villa de Cangas data de la primera mitad del siglo XVII. Se trata de un dibujo de la ría realizado por el cartógrafo Pedro Teixeira en la que aquí debió hacer acto de presencia hacia el año 1625 aproximadamente.

Pedro Teixeira es un cartógrafo portugués puesto al servicio del monarca español Felipe IV con el objeto de componer, con la mayor fiabilidad posible, un mapa geográfico de toda la costa española y sus puertos incluyendo la portuguesa (no olvidemos que Portugal en este período pertenecía a la corona de España hasta su definitiva separación en 1668).

La confección del mapa comenzaría en septiembre 1622 para finalizarse en 1634. Teixeira, con el presupuesto de un ducado diario, se hizo acompañar por un grupo de geógrafos e historiadores. Se dirige desde la Corte al Cantábrico empezando por la frontera con Francia en Fuenterrabía comienza la fascinante tarea de componer el encargo del monarca y girando hacia el oeste debía hacer una descripción general de todos y cada uno de los puertos y villas marítimas con sus defensas para finalizar su trabajo en el Mediterráneo hasta llegar nuevamente a la frontera francesa.

Su secretismo

El Atlas, debido a su contenido, debía estar celosamente guardado de sumo secreto pues en estos momentos estábamos en guerra con Holanda y otras potencias europeas, lo que se conoce en historia por la Guerra de los Treinta Años (1618 - 1648) de ahí que no debía ser conocido ni revelado, su utilidad era de exclusividad política y militar.

Por consiguiente, el Atlas permaneció inédito y olvidado al extremo de darse por desaparecido hasta su hallazgo en la Biblioteca Nacional de Viena por profesores de la universidad de Valencia en el año 2000 y publicado dos años más tarde.

En el citado trabajo debían reflejarse los elementos defensivos, castillos, fortalezas, murallas, baluartes, torres, etc. añadiendo los accesos por mar, las ermitas así como los núcleos de poblaciones más importantes, su historia y su industria.

El Mapa

La colección de mapas se titula “Atlas del Rey Planeta”. En él destacan no sólo por lo novedoso y la belleza de sus dibujos, sino por los colores y vistosidad de los accidentes geográficos observados siempre a vista de pájaro.

Contemplando el mapa de nuestra ría, a excepción de Cangas y unas casitas que corresponderían al puerto de Santa Marta, podemos ver que el sur del Morrazo hasta Redondela, aparece totalmente despoblado. En cuanto a nuestra villa, Teixeira señala perfectamente perfilada la playa de Rodeira, en ella distinguimos unas cuantas barcas marineras su orilla y las casitas terreñas que componen su población, lindantes con la playa así cómo sus arenas alcanzan el interior. El cartógrafo no olvidó diseñar la Sierra de Poniente que tan celosamente protege la villa de los fríos vientos del norte

En la carta marina, hace destacar los principales accidentes geográficos: Cabo de Rodeira, Areal de Barea (hoy de Balea), Cabo de Couzo, (Couso) Cabo de Udra, Cabo de Mulide, (hoy Milide)…

Así vio Cangas y su comarca Pedro Teixeira que, a decir verdad, no fue todo lo pródigo que quisiéramos en su descripción. Sin embargo, hemos de resaltar la alabanza que hace de nuestras pesquerías, comercio y, por encima de todo, la calidad de sus pescados:

“del dicho cabo de Omen ba a la costa al lebante dos leguas, aziendo puntas y plaias donde se puede dar fondo y desembarcar con mucha facilidad, dando fin con una punta y de ella se estiende a la parte de levante una ermosa plaia de arena de más de legua y media de largo, en medio de la qual está la cituada villa de Cangas. Es esta villa de muy buena población. Abierta, no tiene defensa, su comercio y trato es grande en la pesquería por teneren muchos barcos con que salen a la mar, siendo ynfinito lo que ay en toda esta costa, excediendo en el sabor y bondad de todo quanto se conoce. Y por ser verdad se tiene que el pescado de las costas de España es el mejor y más sano y que el de Galicia excede a todo lo demás que se pesca en toda España. Da fin la plaia que queda dicha donde está situada esta villa de Cangas con una punta que se entra en el mar desta ría, que parese querer juntarse con la costa de la parte del mediodía della.

De lo expuesto por Teixeira diremos que exagera en cuanto a las dimensiones que atribuye a la playa de Rodeira, si bien hemos de reconocer que por aquel entonces tenía mayor longitud que tiene actualmente. Refiriéndose a su defensa y fortificación, afirma que la villa no tiene defensa ni fortificación alguna. Es verdad, tendremos que esperar hasta mediados los años 50 aproximadamente, para que se construya una pequeña fortificación o baluarte en la desembocadura del Río del Señal cuando la guerra con Portugal, al tiempo que Vigo construiría también sus murallas defensivas y en 1664 la fortaleza del Castro.

En cuanto a las Isla Cíes las describe más detenidamente informando de su situación, extensión, accidentes geográficos… debido a posibles desembarcos de enemigos y cuyo contenido más abreviado es el siguiente:

Las islas de Bayona son tres, pero las gentes las conoce como las I. Cías, las dos del norte se llaman islas de San Esteban y la del sur, de Santa María… son altas y llenas de mucho matorral. Tienen fuentes de linda agua por lo cual son frecuentadas de los piratas allando en ellas la comodidad… y los que navegan en sus proximidades tienen necesidad de ellas porque allan en estas islas puerto segurísimo y excelente surgidero… Muchos de los navíos se refugian de los temporales y libremente azen agua i leña y en ellas esperan a sus presas para capturar los indefensos navíos sin dificultad alguna… suelen caer siempre en sus manos y como tiene montañas altas los navíos no los ven hasta que están junto de ellos. Señala además que en las islas los piratas tienen atalayas de vigilancia que los avisa de que navíos bienen de qué parte y cuantos son, con que siempre tienen ventaja saliendo… siempre a su encuentro con las armas en la mano a recibirlos. Termina su reseña diciendo que las islas son una cueva de ladrones.

A modo de conclusión, el Atlas pretende dar a los monarcas Felipe III y Felipe IV un conocimiento de toda la costa española para que de esta forma los puertos y playas más vulnerables de su reino puedan conocerse y ser defendidos de cualquier ataque por mar.