La Guardia Civil dio ayer un golpe de efecto contra los titulares de los locales nocturnos que incumplen la ordenanza de horarios y cerró, en torno a las nueve de la mañana, dos discotecas y un pub en las calles Gondomar, Ferrol y Avenida de Marín, en la zona que se conoce como “triángulo de la movida canguesa”. Los agentes, en cuyos dependencias se acumulan en los últimos meses un elevado número de quejas y denuncias vecinales, comprobaron como, en pleno día y a pesar de que las persianas de los locales estaban entreabiertas, decenas de jóvenes seguían entrando y saliendo de ellos como si se tratara de plena hora punta. La Benemérita accedió al interior, ordenó a sus responsables el desalojo y cierre de las instalaciones y abrió los correspondientes expedientes, que deberán resolver la Xunta y/o la Delegación del Gobierno.

La actuación se produjo ante los “reiterados incumplimientos” en los horarios de cierre establecidos, según apuntaron fuentes de la investigación, que vinculan la actividad que algunos locales de ocio mantienen a deshora no sólo con los ruidos en su interior y en las calles de acceso, sino también a los frecuentes casos de vandalismo -con desperfectos en el mobiliario urbano, señales de tráfico, escaparates y portales de edificios-, de consumo excesivo de alcohol e incluso de trapicheo de drogas. Además, las fuerzas de seguridad han detectado un trasiego de jóvenes de la movida viguesa -donde los controles policiales y las sanciones ejercen un efecto disuasorio- hacia Cangas, varios de cuyos locales se están convirtiendo en “after hours” de moda, acogiendo a clientes que llegan de otras localidades cuando ya el sol aclara el horizonte.

Aunque el operativo de ayer se califica de “rutinario”, en las últimas semanas la Guardia Civil ha incrementado el número de agentes en O Morrazo, y su presencia es cada vez más llamativa, tanto de día como de noche, siendo frecuentes los controles. También han mantenido contactos con el Concello para analizar los límites de la ordenanza de cierre de locales y establecer prioridades a la hora de actuar. A principios de este mes se puso en marcha un plan de control de zonas de ocio, en la que se enmarca la operación de ayer. Durante la mañana comprobaron el movimiento de clientes y el elevado nivel de ruido que denuncian los vecinos, y procedieron a actuar.

Quejas reiteradas

Al menos dos de los conocidos locales que fueron cerrados ayer cuentan también con denuncias en la Policía Local, cuyas atribuciones abarcan el control de los ruidos, pero no de los horarios de cierre, que corresponde a la Guardia Civil. La semana pasada, agentes municipales atendieron las llamadas vecinales sobre la entrada y salida de “más de un centenar de clientes” en torno a las ocho y media de la mañana. Aunque las puertas estén cerradas, -”para disimular”, afirman algunos denunciantes- éstos conocen la dinámica, franquean la entrada desplazándose bajo la persiana metálica y salen o pasan al interior, donde” la fiesta continúa sin tener en cuenta la hora que sea”. Vecinos del entorno afirman estar “hartos” de la situación y reclaman “medidas más contundentes” para atajarla. “Que la gente se diviertan no puede poner en riesgo la convivencia social”, demanda una vecina, que aboga por “compatibilizar” el ocio y el descanso.

Expedientes abiertos

El Concello de Cangas tiene abiertos una decena de expedientes a locales sobre los que recaen quejas vecinales por ruidos. En las mediciones sonométricas realizadas, la gran mayoría supera el nivel máximo de decibelios, por lo que están obligados a solventar esas deficiencias en el plazo concedido y, en caso necesario, a realizar obras de adecuación. Las dependencias municipales reciben a diario visitas vecinales protestando por la situación, la gran mayoría en la Avenida de Marín y su entorno, pero también en otras calles del centro urbano donde se produce el trasiego nocturno, sobre todo de jóvenes.